Dividida | NOVELA DESTACADA @WattpadFantasiaES

17: A Celtic Lore - Adrian Von Ziegler

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Volver a pisar el pueblo de nuevo hizo que los nervios de Olivia aumentaran en gran consideración. No podía quitar de su mente aquel momento, en el que llegó a la calle y comprobó que esa casa con la que había soñado era justo donde vivía Sirtio. Justo la persona más enigmática que había encontrado en toda su estancia dentro del mundo de Taghk. ¿Por qué su subconsciente, en sueños, le conducía a él?

Solo accedió a bajar al pueblo por acompañar a Samka, quien había tenido un humor demasiado triste aquellos días. Ni siquiera la había ayudado hablar sobre el tema o salir a los alrededores. Quizá el mercado, con sus nuevas telas, la lograba animar, aunque fuera un poco. Olivia recordaba que, cuando se lo había planteado, la castaña había sonreído de forma leve, cosa que consideraba un gran avance después de haberla visto llorar hasta quedarse dormida del agotamiento. Jamás se había imaginado que los sentimientos de la princesa por el joven Teón fueran tan inmensos. Su negativa hacia tener una relación le había provocado un gran dolor a la chica, quien solo tenía ganas de estar en su lecho.

Cada vez que Olivia salía del cuarto de Samka encontraba allí a Delian. Este le preguntaba una y otra vez sobre el estado de su hermana. Él la veía salir, pero no hablaba con nadie. Hasta los reyes se habían comenzado a preocupar por el estado de su hija, pero esta no les dijo una palabra. La princesa sabía que, si contaba algo relacionado con Teón, iban a despedirlo y a ella le encerrarían hasta encontrarle un marido estirado y remilgado. Ni siquiera Delian sabía qué había pasado, aunque sí podía imaginar alguna cosa por el contexto.

—Ya verás, nos lo vamos a pasar genial —exclamó Olivia, dentro del carruaje, llevando una de sus manos a la de Samka y apretándola delicadamente. La castaña quitó su vista de la nada y enfocó a su amiga, para dibujar una sonrisa liviana.

—Estar en el carruaje me recuerda a él. Siempre me acompañaba en todo —respondió, melancólica. La escritora adivinó un puchero en su amiga, así que habló con rapidez.

—¡Seguro que han traído telas nuevas! Con alguna podrás crear esas prendas tan hermosas, Samka. Además, podemos ir a beber algo al bar. Nos vendrá bien tomar algo de aire y salir del castillo, es agobiante estar siempre allí —musitó, agarrándole las manos a su amiga, obligándola a que la mirara de esa forma. Samka asintió, queriendo mimetizarse con aquella emoción que la rubia intentaba desprender.

—Tienes razón, vamos a pasarlo bien. A partir de ahora, se acabó Teón. No quiero hablar de él —soltó, queriendo convencerse a ella misma.

La realidad fue bastante diferente. Ambas chicas caminaron por todo el reino, de puesto en puesto, mirando cientos de objetos de costura y telas. Pero la castaña andaba demasiado melancólica, a tal punto que ni siquiera estaba emocionada al imaginar todo aquello que tejería o diseñaría. Sí fue capaz de olvidarse de todo durante algunos momentos, pero siempre había algo que le recordaba de nuevo a Teón, más específicamente al momento en el que el chico le dijo que no sentía lo mismo.

No paraba de rememorar la cara de Teón, con las cejas fruncidas y la boca semiabierta, boqueando, sin saber realmente cómo decirle a la chica más importante de su vida que él... la veía como una amiga demasiado cercana. Sus ojos demostraron tristeza y compasión, pero ella no pudo ver aquello porque las lágrimas le nublaron la vista. Solo corrió hacia su cuarto, sintiéndose la persona más ridícula sobre la faz de la Tierra.

Por culpa de traer esos recuerdos Samka sintió cómo le daba un pinchazo terrible en el pecho, a tal punto que tuvo que colocar una mano encima de esa parte de su cuerpo, respirar hondo e intentar no llorar.