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Jayne

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Jayne

En tu vida pasarás por cosas realmente raras y vergonzosas. Toda mi vida las he pasado, día tras día, mi vida es como un torbellino de mala suerte relacionado con el tema de vergüenza. A decir verdad creí que mi mala suerte se había acabado, que las situaciones vergonzosas por las que pasaría llegarían a su fin.

Pero aquí estoy, con una caja de prueba de embarazo en mano y Kane mirando como si fuese algo del otro mundo. Peor aún, de seguro piensa que es para mi y ya se ha de estar haciendo ideas erróneas, conociendo como es.

—¿Hay algo que quieras contarme?—me pregunta acercándose lentamente a mi—Me estoy asustando viéndote con eso en la mano.

—¿Esto?—alzo un poco la prueba para que la vea—No es nada del otro mundo Kane, ¿porque te da miedo?

—¿Es para ti?—pregunta con nerviosismo—es lo primero que quiero saber.

Una chica normal en esta situación diría la verdad. Pero sé exactamente qué yo no soy normal y que Kane me ha hecho broma demasiadas veces que no me cuesta nada hacerle una a él. Al fin y al cabo solo será una pequeña bromita.

—Mía.

Al decir eso vi como su mirada cayó totalmente en la prueba que tenía en la Mano. Se quedó viendo a la nada después de eso y yo no podía creer que estaba pensando que eso era real.

—¿Tuya?

—Kane no quería darte la noticia aún. Pero supongo que podrías ser buen padre, ¿no crees? Imagínate, si es una niña podrías llevarla a comer helado todos los días o mejor aún podrías llevarla por una hamburguesa en burguer house. Pero si fuera niño, siento que será un tú muy desobediente.

No quería reír. La cara de Kane me estaba matando, me veía con una mirada tan confundida, no creía en lo que estaba diciendo.

—Collins no estoy jugando.

—Yo tampoco, así que es mejor que me acompañes a hacerla, pero a fuera.

Me toma delicadamente de la mano en la que no sostenía la prueba. Sentía como su mano sudaba y yo estaba de lo más tranquila.

—¿Estás segura de que puedas estar?

—Kane, no podemos hablar mucho aquí dentro. Nos van a oír la gente que venga pasando, en una de esas nos escuchan con los que vinimos al campamento.—comencé a caminar hacia la entrada y noté que se detuvo—¿qué pasó?

—¿No piensas esconderla?

Mierda. Cierto, tenía que esconderla.

—¿Puedes guardarla ahí en tu bolsillo?

—¿Es en serio? Esa cosa no va a caber en el bolsillo.

Después de estar diciéndole que si, lo intentó y funcionó. Al momento de salir Kane venía a mi lado preguntándome cosas y yo no podía aún darle una explicación. ¿Ya paraba con mi broma?

Tú ,mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora