Capítulo 42

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||Lunes 9 de noviembre, 3:00 a. m.||

Todo es oscuro en ese pequeño cuarto al que está tan acostumbrado, el que tan sólo él conocía y que ahora, su equipo y la enfermera muerta conocen. Se queda de pie en plena obscuridad, admirando la silueta de ella en su catre, ha estado tanto tiempo ahí que realmente puede distinguirla de entre tantas sábanas y cosas a pesar de la oscuridad.

Se escucha una especie de gemido, seguido de un ruido agudo por parte del catre mientras ella despierta de golpe, débil y desorientada. Comienza a levantarse despacio mientras se lleva una mano a la cabeza debido a que ésta le retumba con fuerza, frunce el ceño, hay un vendaje allí. Luego siente una presión cerca del pecho que la obliga a recostarse una vez más, debido al dolor y vendaje en donde anteriormente estaban sus dedos.

—Todavía debes descansar— suena una voz grave, proveniente de la esquina.

Se vuelve hacia aquella voz, aún con dolor por todos lados, la cabeza, las manos y la clavícula; se toca en esas partes con cuidado en busca de una especie de alivio. Está en un lugar oscuro, apenas y puede ver poco más allá del catre en el que se encuentra.

—Mírate— murmura con sorna aquella voz. —La gran líder de la Fraternidad de La Espada y el Hacha, reducida a esta porquería que tengo frente a mí por sus propios hijos— agrega con asco.

Ella debe dejar que sus ojos se acostumbren a la oscuridad, y cuando lo hacen, los entrecierra mirando en dirección a la voz misteriosa de la esquina.

La silueta por fin es clara, y la voz por fin tiene dueño. Está de brazos cruzados, no muy alto y se parece a... Ella ahoga un jadeo de desconcierto al ver bien quien está con ella en esa oscura habitación.

—No hay tiempo para presentaciones ni nada por el estilo— la corta él acercándose a ella. —Hay un vampiro que atrapar—.

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||Miércoles 10 de noviembre, 6:56 p. m.|| [En algún otro lugar de Los Ángeles]

Estacionan los autos en la acera con un chirrido, muy poco desaliñado. Todos salen de las camionetas de asalto, ya armados y listos para pelear. Ella es quien se acerca primero al muro con las puertas de metal.

La chica de ojos grises desata su ira y dolor al clavar el hacha en la pared, justo donde está el sistema de seguridad, las puertas se abren con un chirrido, dejando ver el lugar de su engaño.

Aquel chico que consideraba su amigo sale por la puerta rápidamente, encarándola a ella y a todo su grupo, mientras estos caminan con decisión hacia dentro, listos para su misión. Él se mantiene impasible, sereno; sabía que esto tendría que pasar eventualmente. Se lleva las manos a los bolsillos de los jeans para aparentar más calma.

—¡Hola, Ebba! — exclama con fingida alegría. —¿En qué puedo ayudarte a ti y a tus amigos? —.

Señala a todo el grupo de personas en trajes con camuflaje oscuro con la cabeza y les sonríe con cortesía.

—¡Basta de juegos! ¿Dónde está? — espeta ella, apuntando su hacha hacia él.

—No está aquí— contesta encogiendo los hombros, restándole importancia.

Ademaro se adelanta, caminando en dirección a él, ya algo molesto.

—¿Dónde...? — comienza su hermano, pero un sonido lo interrumpe.

Barely Human ✔️✔️ [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora