Capítulo 8

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Deposito el cuerpo dentro de un basurero entre callejones a cinco cuadras de donde estábamos. Vi una tienda antes de llegar, así que me detuve para comprar fósforos y una lata de combustible, tengo que quemar el cuerpo y eliminar cualquier evidencia que me ate a esto. Las llamas saltan a mis ojos en cuanto los fósforos hacen contacto con el combustible el olor a basura y carne quemada no se hace esperar. Espero hasta ver que el fuego ha consumido la mayor parte del cuerpo y me voy, ahora tengo más cosas que hacer. Voy de regreso a mi casa a cambiarme.


He llegado a casa de Viola a las 8:30 creyendo que al llegar estaría ella en la puerta gritándome acerca de haber llegado con media hora de retraso, pero al parecer no ha "terminado de arreglarse". He estado aquí por 10 minutos encerrado en el auto escuchando música y no ha salido. Resoplo con frustración. ¿Qué acaso no escuchó que dije que pasaría por ella a las 8:00 en punto?

Por fin sale con bastante maquillaje en lo que tiene por cara, un vestido demasiado corto y tacones, ambos de color negro; tengo que admitir que tiene bonito cuerpo y puede notarse debido al vestido que trae ahora, sin embargo, no me agrada completamente.

Salgo del auto y espero para recibirla frente a la puerta del copiloto, siguiendo lo que mi madre me dijo: "Todas las mujeres, sin importar quién sean o lo que sean, merecen a un caballero". Debo hacer un sacrificio.

Viola se acerca a mí mientras se contonea constantemente, como si caminara por una pasarela y sonríe con satisfacción. Honestamente, si la viera en la calle sin conocerla diría que es una prostituta. Perdóname madre.

—Hola, Jake— saluda y pestañea con coquetería.

—Amm... Hola, te ves.... bien— la miro de arriba abajo dándole una falsa sonrisa, esperando que crea que es sincera.

Se detiene frente a mí y su expresión cambia a una de molestia. —¿Solo bien? ¡Me pase las últimas tres horas y media arreglándome para la cita! — alza los brazos a modo de reclamo.

«¿Habla en serio? ¿Tres horas?».

—Quise decir hermosa—. No hemos ni llegado a otro lado y ya me estoy arrepintiendo.

—Mejor—. Pasa delante mío casi saltando hasta quedar frente a la puerta del copiloto de mi auto. —Lindo auto—.

—Gracias—.

—¿No vas a abrirme la puerta? —.

Que alguien me diga que no acaba de decir lo que creo que acaba de decir, ¿qué le pasa? No está en posición de exigirme nada. Pero al mirar sus ojos por primera vez en la noche, los abre aún más con aire expectante y airoso. No puede ser, sí lo dijo.

—Sí, claro—. Sí, claro, perra.

Me aproximo hacia ella y antes de poder abrirle la puerta, me toma la cara entre las manos y me estampa un beso dejándome la boca llena de labial rojo. No puedo evitar hacer una mueca de desagrado y la separo de mí un tanto incómodo, mirándola con el ceño fruncido.

«Y yo que pensaba no besarla hoy».

—Viola...— empiezo a decir.

—Ah, cierto. Besos hasta la segunda cita— me interrumpe mientras se arregla lo que se ha corrido de su labial de manera coqueta.

Me mira mientras da pequeños golpes en mi boca con un dedo. Decido ignorar lo que acababa de pasar, y le abro la puerta, ella entra rápidamente. Vaya, sí puede hacer algo rápido. Rodeo el coche y conduzco al cine. No se me ocurre mejor lugar, así no tendré que verla.

Barely Human ✔️✔️ [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora