Extra +18

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Katy


—Por siempre te amaré— musito contra su frente.

Dejo que terminen de sonar los últimos acordes de la canción para bajar de mis puntas a mirar sus hermosos ojos azules.

Nunca en mi vida dediqué alguna canción, pero solo por este momento, algo me dijo que lo hiciera. Esto; Jake y yo; somos para siempre y no tengo idea de cómo lo sé con certeza. No conozco el futuro e incluso me aterra, pero él me hace sentir segura de algo que ni siquiera ha sucedido.

—Te amo— susurro al conectar nuestras miradas.

—Te amo, turmalina— responde.

Cierro los ojos, me acerco a él e imprimo mis labios sobre los suyos; siento en automático cómo mi piel se pone de gallina como siempre que nos besamos. Giro mi cabeza para profundizar nuestro beso y él sube una mano a mi mejilla para acariciarme como si se tratara de la más fina porcelana; me fascina su manera de tocarme, desde la forma más tierna hasta la más perversa. Momentos después, retrocedo con él hasta que la isla de la cocina me toca en la espalda baja y Jake toma mis muslos para subirme en ella.

Jadeo en busca de aire. Él me aprieta los muslos con cariño antes de bajar a deslizar su exquisita lengua por mi cuello que me hace temblar como gelatina y comenzar a desearlo de una manera que en la iglesia satanizarían.

—¿Me tienes ganas? — gruñe contra mi clavícula.

«¿Qué si te tengo ganas? ¡Obvio que sí!».

Tiro de sus cabellos para obligarlo a mirarme. —Siempre lo hago— contesto antes de acercarme a morder su labio inferior.

No tengo que repetírselo para que me tome bruscamente por un muslo y mi cintura para levantarme y llevarme arriba sin dejar de besarme. Al entrar al cuarto, no calcula bien y termino por pegarme en la cabeza. Es muy alto. Me separo para sobarme, él se disculpa y terminamos por reír como tontos.

—Sonó gracioso.

—¡Oye! Me vas a tener que recompensar por eso, burro— alego con una sonrisa.

Vuelve a besarme como solo él sabe. Las risas se van mientras siento como la presión en mi entrepierna crece y crece.

Me deposita en el suelo, me separo a juntar nuestras frentes y así comienzo a sentarme hasta recostarme en la cama con él siguiendo mis movimientos sin ponerse encima, solo se agacha. Baja a besar mi cuello con una ligera mordida en lo que yo tiro de su camisa para desnudarlo, se separa para quitársela y yo me muerdo el labio al ver su torso.

«Santa Madre. Está tan rico».

Me hipnotizan sus músculos y esas deliciosas venas que se le marcan en la pelvis son lo que hace que mi vagina se humedezca en un dos por tres. Se me escapa un jadeo cuando veo su mirada oscurecida y ansiosa de verme desnuda.

—Quiero que me desnudes tú— lo provoco.

—Lo que mi lady desee—.

¡Ay Dios! Cómo me gusta cuando habla así.

Me tiende una mano para ayudarme a sentar y en un segundo se está deshaciendo de mi blusa en lo que yo disfruto de la vista de sus pectorales. Sigue mi brassier; su mirada devora mis pechos en cuanto los tiene al frente pues lo noto pasar su lengua por sus dientes. No aguanto y lo pego a mí para besarlo mientras él pasa sus manos por mis hombros, mis pechos y mi cintura hasta dar con mi falda, la sube y lleva su mano a tocarme hasta sacarme un gemido.

Barely Human ✔️✔️ [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora