Capítulo 36

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||Noviembre. 1894||

Bajo las escaleras corriendo con mi coche de metal que me hizo papi. Tengo que enseñárselo a mami, tengo que enseñarle que corre más rápido que los de afuera.

Llego al final de las escaleras mientras subo mi coche por encima de mi cabeza y hago los sonidos que hacen los coches cuando corren mientras me imagino que va por una enorme pista y yo voy en el asiento, con el sol entrando por la ventana, parece más real. Corro por la sala y el comedor buscando a mami y a papi, pero no están por ningún lado.

Escucho las voces de mami y papi en su cuarto. No me gusta ese lugar, es muy oscuro y me da miedo.

Detengo la carrera de mi coche, dejándolo en la pequeña mesa a mi lado y camino hacia la puerta, luego me pongo de puntas para alcanzar la perilla y abrir la puerta. Empujo la puerta con mis manos y trato de dejarla abierta para que la luz también entre y ya no esté oscuro. Camino hacia adentro.

¿Mami? ¿Papi? — digo mientras miro por todos lados.

La puerta se cierra rápido y yo chillo. Volteo a ver hacia la puerta, pero no hay nadie, mis manitas y mis rodillitas comienzan a temblar, no me gusta la oscuridad. Hay un sonido extraño y que me da miedo atrás de mí. Vuelvo a voltearme despacio y mis ojos ya pueden ver una mesita al fondo del cuarto. Luego veo algo moviéndose frente a mí, ¿será un gatito? No. Mami y papi no me dejan tener gatitos. Son dos cosas muy grandes, pero no sé qué son.

Doy un paso al frente y esas cosas me miran, hay algo rojo escurriendo de sus bocas y esos ojos son muy negros y brillan. Esa cosa roja se parece a lo que me salió de mi rodilla cuando me caí al jugar a la pelota, creo que mami dijo que se llamaba sangre. Abren la boca y aparecen unos dientes muy largos y grandes, más grandes que los de un perrito.

Tengo miedo, se parecen a los monstruos de los cuentos de terror. Cierro mis ojos y grito. No debí de entrar aquí, me harán daño. Comienzo a llorar y mis lágrimas mojan mis cachetitos. Quiero a mi mami. Me agacho rodeando mis piernas con mis brazos, me hago bolita y luego escucho una voz:

Tranquilo, cariño. Mami está aquí— me dice en voz baja.

Me atrevo a abrir los ojos y subo mi cabeza. ¡Mami! Ella está frente a mí y hay una luz atrás de ella, el cuarto ya no es tan oscuro.

¡Mami! Tengo miedo— me lanzo a sus brazos.

No debes tenerlo, corazón. Yo siempre estaré aquí para cuidarte— me dice y me acaricia mi cabeza. Me gusta que siempre me diga eso.

Mami me acaricia mis cachetitos y me limpia las lágrimas. Me sonríe, me abraza y todo lo malo se va. Ya no tengo miedo. Unos pasos suenan a nuestro lado, miro hacia allí y ahí está papi.

Lamento que hayas tenido que ver eso— me dice mi mami cuando papi se agacha con nosotros.

Calma, hijo, no pasa nada. Nadie te hará daño mientras estemos aquí— dice papi.

Dejo de llorar, les sonrío a los dos y me tranquilizo. Mami comienza a cantarme una canción sin hablar, sólo hace los sonidos de la canción. Hundo mi cabeza en su pecho y respiro hondo, me gusta estar en los brazos de mi mami.

Mina, es mejor decirle de una vez. Sabes que no me gusta hipnotizar a nuestro hijo—.

Mami deja de cantar y de acariciarme, siento que se mueve, pero no estoy seguro de qué hace.

¿De qué hablas? Tan sólo tiene cuatro años, podríamos esperar más. Ni siquiera sabemos si lo entenderá—.

Lo entenderá, confío en mi hijo. Esta es la cuarta vez que nos ve así—.

Barely Human ✔️✔️ [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora