Por toda la eternidad

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-No, aún soy inexperto.

Dejé el guqin a mi lado, parte cansado de mi falta de guía ya que no puedo pedirle a nadie que me enseñe algo que el antiguo dueño de este cuerpo ya sabía de memoria.

Pasaron tres meses, los primeros todos me recibieron con sonrisas compasivas; en este último todos me miran preocupados cuando me necesitan.

No puedo tocar el guqin, y algo mucho peor, tampoco puedo ocupar la espada.

Pensé que recibir mi merecido aquí en Gusu iba a resultar simplemente en agonía por mi pérdida, pero si duele que todas mis técnicas pasadas ya no sirvan y me vean como un desvalido.

Ni el viejo Lan o ZeWu Jun me lo han reprochado, pero claro, eso era de esperarse.

-Su caridad es lo peor...

Sin embargo, yo me busque esto. Decidí volverme el segundo maestro Lan solo para saborar el infierno otra vez.

A Yuan tampoco es feliz aquí, puedo oír su llanto cuando viene a dormir conmigo.

"Papá, papá..."

Seamos fuertes, A Yuan, porque yo sí estoy contigo, más no puedo decírtelo, tampoco planeo complicar tu vida más de lo que ya es.

Yo puedo sufrir recordando cuando te vi correr hacia mí tras pisar Gusu después de mucho tiempo. Tus ojos alegres buscando mi figura, y solo encontrando la de un desconocido. Luego esos ojos llenándose de lágrimas después de decirle una mentira.

-Papá no nos quiso y se fue.

Lo peor es que me creyó. Por supuesto, siempre escuchabas a Lan Zhan con mayor obediencia que a mí. Aún así, no puedo decir que me arrepiento de haberle mentido.

"Tú si te fuiste"

He vivido con este resentimiento antes, ignorandolo por el bien mayor que era A Yuan en ese momento, más ahora solo deje ir mi autocontrol, deje de pensar que tengo que guardarmelo todo.

-¿Qué estoy diciendo?, otra vez estoy dejandome ver como el malo de esta historia... pero entonces, ¿qué hago?

Me puse de pie, guqin en mano y con el bajé, dirigiéndome hacia mi habitación.

A Yuan estaría ahí durmiendo, siempre tratando de encontrarme despierto, nunca lograndolo.

Desde que empecé con el guqin, al principio solo trataba de volverme indispensable, responsable, el nunca orgulloso Han Guang Jun. No logrando nada a la primera, iba todas las noches a practicar en esa colina, esperando que el árbol que me esperaba en la cima ocultase mi figura. Porque no iba a despertar a nadie con mi perfecta interpretación, como tampoco nadie esperaría que estuviera fuera de mi dormitorio a esas horas.

Por esa razón empecé a practicar, por apariencia, por los demás que me necesitarían, por ser el padre del que A Yuan siempre se enorgullecería...

Y, a pesar de todo eso, no puedo evitar imaginar que, con cierta canción, puedo volver a verte y hablarte.

Esa es ahora mi obsesión.

-Mañana.

Mañana dejaré a un lado mi ego y le pediré a alguien que me enseñe esa canción, o, solo dejaré que alguien la toque por mí.

En esta habitación fría y oscura, A Yuan acurrucado a un lado, acariciando su cabello suelto, no puedo hacer más que desear que Lan Zhan pudiera hacer lo mismo justo ahora.

-Me pregunto porque estabas satisfecho solo con haber experimentado todo esto una vez.

De haber esperado, hubiéramos visto crecer a A Yuan juntos, verlo convertido en un alumno perfecto...

No hay un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora