Capítulo 18

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-Querías sentir lo que yo sentí, aquí lo tienes.

-...

Aún peleando por vivir, agarré el brazo que me había atravesado.

-Debiste haberme abandonado, tu poder... no salvó a nadie y yo no podré volver a lo que fui.

-Wei... Wei Ying...

-Y ahora, contigo muerto, ya no podrás comandarme, y seré libre, tanto como lo era antes de conocerte, sin ataduras, sin nadie que me retenga.

-Tú...

No pudiendo resistir más, el brazo que sostenía con fuerzas se levantó, mientras que las de mi mano se desvanecian. Mi brazo cayó a un lado, y solo podía ver a Wei Ying ponerse de pie a la vez que retrocedía un paso.

-Corre libre ahora, busca un maestro que te vuelva como yo... y alcanzame, porque no dudare en dejar atrás a cualquiera.

-No... ¡No, detente!

                               ~~~

-¡Lan Zhan!, ¡Lan Zhan!

-...

-¡Responde, maldita sea!

-... Uh...

¿Qué?

Abrí los ojos rápidamente, pero no pude ponerme de pie, una mano me lo impidió.

-¿Wei Ying?

-Lan Zhan...

No reconozco este lugar. Antes estabamos en un bosque espeso, pero ahora no hay nada que se le parezca y, tratando de adaptarme a la luz, creo que estamos en una vieja casa.

-¿Cómo fue...?

-¡No puedo creer la suerte que tienes!, ¡Y que táctica!, ¡Te lo voy a perdonar solo porque estás débil!

-¿...?

-No recuerdas mucho, ¿Cierto?, te desmayaste apenas me diste ese beso.

-¡...!

-Iba a tomar venganza, pero revise tus niveles de energía y no tienes mucho, así que te di un poco de mi energía, aunque de todas formas era mía desde el principio.

-... Perdóname por haberte hecho pasar por eso.

-Oye, no lo hice para que me agradecieras, solo trataba de hacer lo mismo que tú.

-...

-No te comportes así, realmente parecias asustado... no iba a quitarte toda tu energía, ¿Sabes?, eso te mataría.

-...

Avergonzando, cubri mi rostro con ambas manos, sin darme cuenta que ya no tenía mi cinta conmigo.

-Oye...

Había pensado tales cosas de él, Wei Ying no es un monstruo, nunca lo fue y yo...

¿Es que una parte de mí cree lo mismo que los otros?

Destape mi rostro ante tal pensamiento y, con tal atrevimiento, me di una cachetada.

-¿Qué estás haciendo?

No contento con eso, me di otra con la otra mano.

-Lan Zhan, todavía estás débil, no deberías hacer esas tonterías.

-...

Antes de poder darme otra, Wei Ying agarro mis manos. Lo mire a los ojos y me deprimi de nuevo al no ver ese color en ellos que si vi en ese sueño.

No hay un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora