No hay un final

Capítulo 11

Las niñas chillaron a mi alrededor mientras corrían hacia un lugar que no conocía.

—Siganos, por favor, nuestros padres tienen que saber.

Asenti con la cabeza.

Su casa quedaba muy cerca, era muy pequeña, pero mientras más pequeña era, más acogedora parecía para quiénes habitaban allí.

—Niñas, ¿Lo encontraron?

—No, madre, pero encontramos a alguien más.

—Si, dice que es su padre.

—¿Su padre?

La señora apareció frente a mí y traía un pequeño en su espalda.

—Oh, cielos.

—Mis disculpas por aparecer de este modo.

—No, no. Nos... hace felices saber que usted busca a su pequeño.

—¿Madre?

—... Vayan por su padre, está en el bosque buscando leña.

—¡Sí!

Las dos niñas volvieron a correr, esta vez sin mirar atrás.

—Entonces, ha perdido a su hijo.

—Sí, hace unos días.

—...

—Sus hijas me han dicho que su esposo ha encontrado a un niño, me preguntaba si se trataba de A Yuan.

—A Yuan... por eso no respondía a ningún otro nombre que le deciamos.

—...

—Es un niño muy dulce, pero extraña mucho a sus padres por lo que escapa de nuestro hogar a veces.

—¿Cómo lo vuelven a encontrar?

—Él regresa pasando una hora o dos, y siempre parece que alguien lo viene a dejar a nuestra puerta.

—¿Puedo esperarlo aquí?

—Por supuesto.

—Muchas gracias.

Conversando con ella pude darme cuenta de cuanto afecto este niño había causado en la familia. Las niñas todavía no estaban acostumbradas a él, pero sus padres lo adoraban.

Entendía lo dificil que la situación era para la familia que otra persona llegase y tuvieran que ir a buscar más recursos para sobrevivir. La madre ignoraba todo lo que estaba viendo, pero sabía que ella quería al niño con ellos a pesar de lo que eso provocaba en la familia.

Lo sentía por ella, pero si ese niño es A Yuan, tendrá que abandonar esta família para ir con nosotros.

Mi corazón estaba confundido y muchas veces me preguntaba que era lo que Wei Ying haría en esta situación.

¿Lo estará viendo todo desde el techo? Ha estado ahí desde que entré hace ya varios minutos.

Me disculpe con la madre de los niños para poder salir unos minutos y hablar las cosas con Wei Ying.

Sin embargo, cuando salí de la casa y mire hacia el techo, él no estaba allí. Observe a mi alrededor, pero tampoco estaba.

Asustado de que alguien más lo haya localizado, corrí por las calles buscando por todo callejón.

Minutos más tarde, me encontre con una escena que no esperaba.

—¡Tío Wen Ning!, ¡Tio Wen Ning!