Capítulo 16

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—... ¿Qué estás haciendo?

—¿No es obvio?, hago que me prestes atención.

—...

—No... ¡Y deja de verme a los ojos!

—Que lo que te haya dicho no te perturbe.

—Claro, tú tienes tu mente en paz ahora que dijiste eso, pero, ¿Qué hay de mí?

—¿Quieres un tiempo a solas?

—No, quiero que me digas por qué fuiste un cobarde durante todo este tiempo.

—... Prefiero hablar cuando estemos en un lugar seguro.

—¡Quiero hablar ahora!

—Wei Ying.

—Has dicho lo que se te dio la gana antes, es mi turno.

—... Como prefieras.

—Al fin... ¿Sabes?, ahora me siento mucho mejor sabiendo que no tengo toda la culpa, y en eso te doy las gracias.

—Puedes dejar de ser sarcástico.

—Oh, ¿Eso no te agrada de mi? No es que hubiera algo que si lo hiciera en el pasado, ¿Cierto?

—...

—Fue mi culpa no cumplir con esas tontas reglas. También haberme escabullido muchas veces. Pero tú iniciaste todas nuestras peleas.

—...

—Quise que fueramos amigos y te negaste, ¿Ya te gustaba desde entonces?

—...

—Hice muchas cosas malas según tu clan, incluso salvarnos en esa cueva fue solo el inicio de las calamidades que vinieron.

—¿A dónde quieres llegar con eso?

—Que fue tu culpa que ahora esté muerto.

—¡...!

—De haber estado a mi lado antes, habría acudido a ti cuando logramos escapar de la explosión que provoque. No sucedió, te veía como una amenaza, como todo el mundo me veía a mi.

—...

—¿Fue tan difícil confiar en mí?, ¿Te es difícil confiar en mi ahora?, quizás no porque me has dado la espalda durante toda la caminata, pero...

De repente, Lan Zhan avanzó hacia mi y antes de poder esquivarlo, me dio una bofetada.

—¡Tú!

Pero luego, él tomó mi mano y con ella se bofeteo él mismo.

—¡¿Qué diablos haces?!

—... Retribución.

—¿Por qué?

—Por haber sido cobarde.

—¿Y yo por qué?

—Por dudar de mis sentimientos.

—Eso no tiene sentido.

—No, no lo tiene y siempre me pregunté que veía en ti.

—... Eso no es algo que le dirías a la persona que te gusta.

—¿Qué entonces?

—Cosas buenas, que sé yo, incluso mentiras blancas bastarían.

—No tengo que mentir para decir cosas buenas sobre ti.

—... Claro.

—¿Podemos continuar?

—Está bien.

No hay un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora