Capítulo 4

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—Usted realmente me sorprende, maestro Lan.

—Maestro Jiang.

—Creo que con años de experiencia  usted aprenderá a diferenciar entre proteger al indefenso y colaborar con la causa de toda miseria.

—...

Apreté la mano que sujetaba mi espada con fuerza, tratando de no tomar en serio dichas palabras.

—Está pasando por momentos difíciles ahora.

—¿Asume que no puedo hacer lo que me plazca por ello? ¿Que no... tomaré venganza por lo que se me ha arrebatado? ¡Proteges a la mascota de un sádico, él y su gente asesinaron a mi familia!

—No tiene porqué acabar así.

—¡Basta con esa estúpida máscara de serenidad! Maestro Lan, me sorprende de usted, cuando ambos queriamos evitar todo este desastre parando al que una vez fue mi hermano.

—¿Qué va a recibir al manipular a Wen Ning?, ¿Que Wei Ying vaya a usted una vez más?

—No puede proteger a alguien que no quiere ser protegido.

—...

—¡¿Me equivoco?!, ¡¿En serio quieres que la persona que te está protegiendo salga lastimada por ti?!

Está manipulandolo, quiere hacer que Wen Ning salga a enfrentarlo.

—Deje el pasado atrás, maestro Jiang, no se puede recuperar lo perdido.

—Usted no lo entiende. Por supuesto, el poder es grandioso, no esperaba que usted sucumbiera ante él.

—...

—¿Quiere ser visto como una amenaza?

—Quiero...

Bajé la mirada, pensando en aquella sonrisa que habia echado de menos tantas veces desde que él sucumbió por ese camino.

—Quiero que deje este lugar de inmediato.

—No me iré sin esa cosa.

—No es una cosa.

—Que bien... conservas eso para cuando Wei Ying vuelva. Esa sabandija cobarde cree que escapará de todo lo que ha hecho, se equivoca... ¡Siempre se ha equivocado!

Enojo... puedo sentir cada parte de mi queriendo hacerle daño a quien tengo enfrente. Hacerle ver que no puede decir lo que no sabe sobre Wei Ying.

Desenfunde mi espada y con ella apunté hacia él.

—No... no se dirija a él de esa manera.

—No me subestime, maestro Lan.

Zidian empezaba a resplandecer, oscureciendo los cielos dejando más que una rotunda tensión rodeandonos.

Antes de hacer el primer movimiento, el sonido de cadenas fue más rápido y avanzó con todo hacia Jiang Cheng.

—¡La mascota salió a defender a su amo!, ¡Solo haces las cosas más fáciles para mí!

—¡Maestro Lan, abstengase de luchar!

—¡Yo...!

—¡Vayase!

Con cada grito que soltaba, solo podia esquivar cada ataque que iba hacia él.

No va a durar por mucho tiempo, es solo cuestión de minutos para que él sea capturado.

Tengo que luchar... tengo que defenderlo.

—... ¡Ugh!

—¡Maestro Lan!

No, no ahora...

No hay un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora