Capítulo 35

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Ese muchacho nuevamente se presenta ante nosotros. Sudado y apenas respirando con normalidad.

-¡Maestro Lan!, ¿Puede... puede venir conmigo ahora?

-...

-¿Por qué?

Ese tono otra vez, y llegué a pensar que Wei Ying ya no lo consideraba una amenaza.

-¿Ah?, pues...

-Wei Ying, deja que hable.

Esta vez no le permití colocarse en medio para protegerme. En mi cabeza no veía al muchacho como una amenaza, y aunque callaba mis preocupaciones de verlo actuar de tal manera, estoy seguro que las entiende.

-... Realmente te tiene cautivado este niño.

-Debe haber una razón, debemos respetar estos momentos.

-De acuerdo...

Ese muchacho dio un paso adelante, dejando a Wei Ying atrás suyo para hacerme frente.

-Ha habido un ataque en mi... en la aldea donde vivo, es mi culpa y por eso yo... madre está muy herida, necesita de un maestro que revise que tiene.

-¿No lo sabes?

-No... es algo que nunca he visto.

-Eres un joven bastante inexperto en estas artes... pero si deseas la ayuda de un maestro, Han Guang Jun es el mejor.

-Por... por eso vine... no debería estar dudando tanto, no cuando madre corre peligro...

No necesite otra razón, o esperar a que Wei Ying fuera a autorizarmelo o algo parecido, solo confirme con él en una sola mirada.

-Guianos a tu hogar.

-¡Por aquí!

Nos estabamos alejando de Lanling, mas a ninguno de los dos parecía lo más importante ahora.

Aunque apenas conociamos al muchacho, no debía ignorar mis principios. Conozco la desesperación, la sensación de no poder encontrar a nadie más que apoye tu causa. Sí esto era de lo que se trataba todo, yo no miraría hacia otro lado.

-Ven tú.

-Ah, ¡¿Ah?!

Wei Ying se me adelanto por un par de pasos y, sin preguntar, tomó al muchacho en brazos. Sin perder la velocidad, giro su rostro hasta encontrarme.

-¿Nos seguirás el paso?

Asombrado por sus acciones, solo pude decir una cosa:

-¡Sí!

-¡Muy bien!, ¡Indicame hacia donde ir!

-... ¡Está bien!

Wei Ying...

Debió darse cuenta del miedo de no llegar a tiempo, de la desesperación de ese chico. Realmente no ha cambiado en lo absoluto.

Sus piernas tomaron más velocidad que antes, mas yo no me quedaría atrás. Los seguí incluso si ya no los veía.

Cuando se hizo más difícil, escuche un grito.

-¡Aquí es, detengase por favor!

No tarde en encontrarlos frente a una casa. Apenas llegue a estar al lado de Wei Ying otra vez, el muchacho ya había entrado.

-Ve pronto, te necesitará.

-... Hm.

Al calmar mi respiración, me di fuerzas para entrar a esa casa, sin saber lo que me estaba esperando ahí.

No hay un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora