No hay un final

Capítulo 34

Su expresión de terror tuvo bastante impacto en mí.

¿Esto era lo que provocabamos en la gente?, ¿Solo seremos objetos de cuentos de terror que les son contados a los niños?

¿Causar temor era lo único que podemos hacer?

-... No es peligroso.

Solo con una mirada me di cuenta del error que estabamos cometiendo. Wei Ying entendió, así que lo fue soltando de a poco, aunque no se puede decir que confía plenamente en el desconocido.

Libre por segunda vez, miró hacia ambos lados, mas no corrió de nuevo, sino que agachó la cabeza para inclinarse.

-No... ¡No me hagan daño!, ¡No quiero morir!

-... ¿Sabes quién soy?

-... No.

-No le mientas a él.

Tembló al escuchar la voz de Wei Ying, sin embargo, sigue sin querer huir.

-Es... Han Guang Jun... he escuchado de usted.

-¿A qué clan perteneces?

-...

El muchacho abrió la boca, mas nada salió, al cerrarla solo negó con la cabeza.

-A ninguno aún.

-...

-Que mentira.

-Wei Ying...

-Está mintiendo, puedo sentir su nivel de energía espiritual, no es fuerte, pero tampoco débil.

En un par de pasos, Wei Ying volvió a alzar al desconocido con ambas manos sosteniéndolo de su túnica.

-Será mejor que no mientas, tú...

-¡Ahh!, ¡Ayudenme!, ¡Por favor!

-¡Wei Ying!

-Él puede delatarnos.

-... Déjalo en el suelo.

-Pero no entiendes que...

-Ahora.

-¡...!

Haciendo una mueca, lo soltó y ahora el muchacho realmente le temia pues debido al miedo ni siquiera se habia levantado de la caida, sino que se arrastraba hacia atrás sin ver a donde iba hasta que su espalda chocó contra otro árbol.

-... Iré a otro lado.

Wei Ying se alejó después de esas palabras. Nosotros hablaríamos después, lo que debía hacer ahora era otra cosa.

-Descuida, no te pasará nada.

-... ¿Por qué?

-¿Hm?

-¿Por qué ese zombie está con usted?, ¿Por qué actúa diferente?, eso no va a...

-"Eso" fue una persona.

-...

-Es una larga historia, pero él no te lastimará.

-... Está aliado con él, si es así, ¿Por qué no es como él?, usted debería haber dejado que me matara.

-Él no iba a matarte, ahora es un tiempo en el cual no podemos darnos el lujo de confiar en los demás.

-Ah... también sabía que usted estaba desaparecido, pero jamás hubiera pensado que lo encontraría aquí.

-Ven, levantate.

Le entendí la mano para ayudarlo y, aunque la miro por unos segundos, la tomó.