Capítulo 10

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Al día siguiente partimos hacia Yiling.

Wei Ying debería estar feliz por ello, pero en cambio, solo mira hacia la distancia como si estuviera caminando solo.

Le pregunté varias veces si le sucedía algo, pero la respuesta fue la misma.

—Es mi nueva condición, todavía tengo que adaptarme a ella.

Ahí supe que podía estar mintiendo. Puede que Wei Ying se vea como un zombie y con ello no pueda mostrar sus emociones en su rostro, pero él nunca se preocuparía por algo que le impediría avanzar, sino que buscaría el método para hacerlo sin importar nada.

Sabía que haciendoselo notar podría ponerlo de mal humor, por lo que solo fingi no saber nada.

Todavia no hemos discutido a donde iremos después de recuperar a A Yuan. Mi lógica me dice que debiamos ir a Gusu, por más lejano que ahora nos quede. La idea no le gustará, y siendo francos, tampoco quiero ir y dar explicaciones a mi gente, pero no nos quedan muchas opciones.

—¡Puedo ver el camino hacia el monte a la distancia, me adelantare!

—¡Espera, podria haber alguien ahí!

—¡Ya me fije, sigueme si tienes dudas!

Él corrió lo más rápido que pudo, que era lo que yo no podia hacer así que solo lo seguí a mí paso.

—Wei Ying.

Llegamos hasta arriba, en donde hubo cientos de hogares de refugiados del clan Wen. Ahora destrozado todo, Wei Ying se quedo ahí de pie mirando su antiguo hogar.

Me acerque a su lado mientras ponia una mano en su hombro.

—Todo está bien.

—... Haha, ¿Tan mal me veo?

—No tienes que ocultarme nada.

—No tenemos tiempo para esto, ¡Ah, ese es el árbol!

Wei Ying corrió hacía un solo árbol que quedaba de pie, se encontraba en una de las bajadas que te llevarían a la ciudad más cercana.

Lo seguí muy de cerca, pero se detuvo a medio camino.

—No... no está ahí.

—...

—¿Y... y si alguien lo...?

—No, tiene que estar vivo.

—...

—Fueron pocos días, puede que esté en la ciudad buscandote.

—...

—Vamos.

Sin dudar, tomé una de sus manos mientras dejabamos el monte.

Durante el descenso sentí que Wei Ying apenas me agarraba de la mano y cuando me detuve a ver su rostro, éste solo miraba el piso.

—Vamos a encontrarlo.

—Hm...

—Wei Ying.

—Estoy bien, continuemos.

No estaba convencido para nada, aún así hice caso y avanzamos hacia la cuidad más cercana.

Llegamos cerca de la entrada cuando Wei Ying soltó mi mano y se quedo de pie allí detrás.

—Ah, lo siento por pedirte esto, pero... no voy a poder seguirte desde ahora.

Quise volver a tomar su mano, sin embargo, él lo notó y retrocedió unos pasos escondiendo sus manos en su espalda.

No hay un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora