Capítulo 10

958 118 31
                                    

Apenas lograron acomodarse un poco la ropa cuando la figura de Robin se hizo presente en los vestidores.

–Buen día, entrenador —saludó a Louis quien se encontraba sentado en la misma banca en la que estaba anteriormente.

–Buen día, señor Styles —respondió naturalmente—. Que gusto verlo por aquí.

–Sí, decidí venir por Harry esta ocasión —respondió mirando al mencionado—. Además, me gustaría saber que tanto ha progresado.

Las mejillas del rizado ardían y aseguraba que su padre podía notarlo, pues el sudor y la respiración irregular eran justificables, sin embargo, la leve hinchazón de sus labios y sus pupilas dilatadas serían complicado de disimular. Por suerte su padre no era tan observador.

–Bien, bien ha estado trabajando muy bien —respondió Louis mirando a Harry para después dirigirse nuevamente a Robin—. Su avance ha sido increíble, en tres meses ha logrado obtener la suficiente condición y a pesar del poco tiempo enfocado en el box, creo que estará listo para la pelea.

–¿Pelea? —preguntó extrañado lanzándole una mirada de advertencia a Harry— ¿Por qué no lo mencionaste antes?

–Yo...

–Harry no estaba enterado al respecto —se apresuró a decir Louis quitándole la palabra a Harry al tratar de defenderse—. Acabo de hablar con la organización hace un rato y precisamente venía a comentarle eso a él.

Louis se puso de pie y se colocó a una distancia considerable entre padre e hijo.

–Personalmente, creo que debería felicitar a su hijo —le habló Louis a Robin pero mantuvo su mirada en Harry—. Está dando todo de él y esa es razón suficiente para enorgullecerse.

Robin mostró una sonrisa cínica y le dio un par de palmadas en el hombro a Louis antes de mantenerla en su sitio.

–Joven Tomlinson, a veces dar todo de sí mismo no es suficiente —respondió manteniendo su postura—. Sé que no lo entiende porque no es padre, pero yo estaré orgulloso de mi hijo el día que él logre algo.

La tensión e incomodidad inundó el lugar haciendo que Harry tragara saliva duramente, avergonzado de lo que su padre había dicho, le lanzó una mirada a Louis, quien mantenía sus ojos en Robin con una expresión analítica, como si apenas pudiese creer lo que el hombre había expresado de su hijo.

–Entiendo —mintió el entrenador con una media sonrisa.

–De cualquier modo, le agradezco su interés en ayudar a mi hijo —dijo Robin dirigiéndose a la puerta de los vestidores—. Así que me gustaría invitarlo a cenar esta noche, en nuestra casa.

Harry miró con verdadero asombro a su padre y después a Louis. ¿Qué pretendía su padre con todo esto? Pareciera que Louis leyó su mente cuando se adelantó a preguntarle a Robin.

–Por supuesto, me encantaría —aceptó educadamente—. ¿A beneficio de qué?

–De ayudar a Harry —respondió sencillamente—. Y de conocernos un poco más, he hablado con mi esposa y se nos ocurrió la magnífica idea de cenar juntos para convivir un poco. Su padre y yo hacíamos este tipo de cosas seguido. Además, podemos celebrar el progreso de Harry y que asistirá a la próxima pelea.

La mirada de Harry se posó nuevamente en Louis, quien no estaba muy convencido pero a pesar de todo, sonrió y asintió levemente.

–De acuerdo, será un placer.

–Bien, entonces lo esperamos en una hora —dijo entregándole un pequeño papel con su dirección.

Salió del lugar, no sin antes hacerle una seña a Harry para que lo siguiera. El rizado tomó sus cosas y salió detrás de su padre sin mirar a Louis de nuevo.

YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora