Capítulo 5

1K 142 74
                                    

Harry terminó de comer su merienda antes de guardar lo que le faltaba en su mochila para irse a entrenar, hasta que su padre se adentró en la cocina.

–¿Estás listo? —preguntó sirviéndose un vaso de agua a lo que Harry simplemente asintió— ¿Cómo van los entrenamientos?

Para Harry era bastante extraño que su padre se interesara en él en la cuestión de saber cómo le iba, pues ya tenía casi tres semanas entrenando y nunca le había preguntado nada al respecto.

–Bien, hoy iniciaré con el boxeo —respondió restándole importancia—. Había estado ejercitando para mejorar mi condición y dijo el entrenador que estoy listo.

–Bien —respondió Robin sin más y salió de la cocina.

A Harry ya no le afectaba la actitud de su padre hacia él, pues siempre había mostrado poca atención en cómo se sentía y total interés en que hiciera todo cómo él quería.

A pocos minutos de llegar, Harry se sentía ansioso, cómo si tuviese ganas de entrar pero nervioso a la vez. Era algo extraño que jamás había experimentado.

Bajó del auto y se adentró a la academia, nuevamente siendo recibido por el fuerte aroma a tabaco.
Entró a los vestidores esperando encontrarse con Oliver y Luke, o en su defecto con la molesta voz de Niall y Jack junto a él; pero no, no había nadie.

Rectificó la hora en su celular y en el reloj de pared sobre la puerta. Eran las siete en punto, ya deberían estar ahí.

Justo cuando Harry estaba por salir en busca de alguna respuesta, Louis estaba por entrar a los vestidores y se toparon en la puerta.

–Entrenador...

–Harry, por poco creí que no vendrías.

–¿Por qué no hay nadie? —preguntó confundido.

–Es sábado, los sábados no entrenamos —dijo con tranquilidad dándole una calada a su cigarrillo—. Pero tú inicias con las prácticas de box hoy.

–¿Y por qué no con los demás?

Louis dejó salir un pesado suspiro y se recargó en la pared subiendo un pie a la misma.

–¿Para que Niall y Jack te estén molestando por dos horas porque no sabes hacer las cosas? —preguntó con ironía— Que magnífica idea, permíteme llamarles —fingió sacar su celular provocando una risa en el menor.

–Ya de acuerdo, tienes razón, es mejor que no estén aquí.

–Bien, entonces no perdamos más tiempo —dijo saliendo del vestidor seguido de Harry.

Comenzó corriendo al rededor del área como usualmente sus compañeros lo hacían. Después de 10 minutos por fin se detuvo y dio un pequeño trago de agua.

–¿Listo? —preguntó Louis apagando su tercer cigarrillo.

–Sí —respondió ya un poco más recuperado.

–Bien, colócate frente a mí —le indicó y Harry obedece—. Ahora pon tu pie derecho adelante, como si fueras a dar un paso.

–¿Y por qué el derecho? –preguntó divertido.

–Oh... ¿Eres zurdo?

–No, diestro.

–Entonces cállate y escucha.

Le enseñó como debía posicionarse en guardia y las técnicas básicas de boxeo. Harry practicó los primeros golpes al aire para después comenzar con el costal mientras Louis le observaba sentado en el ring.

YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora