Capítulo 14

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Faltaban sólo dos días para el fin de semana más esperado del rizado, y aún no se atrevía a dirigirle la palabra a su padre ni siquiera para pedirle permiso para el supuesto Pre-Cómbate.

Louis no había querido presionar a Harry, y él lo sabía, por lo tanto tendría que saber si le sería posible pasar el fin de semana junto a su entrenador o no de una vez por todas.

Su padre se encontraba en el sillón leyendo el periódico, mientras Anne tejía y su hermana leía Charles Dickens. Sí, su familia era la típica familia aburrida de los tiempos de antes.

–Papá —habló Harry llamando la atención de Anne y Gemma, excepto la de su padre, por lo que prosiguió—, el entrenador Tomlinson me dió esto —dijo extendiendo la supuesta invitación frente a él.

Robin tomó la hoja y la observó con atención, leyéndola para después mirar a Harry y devolvérsela.

–Nunca había escuchado hablar de un Pre-Cómbate para principiantes —dijo aún con la mirada sobre Harry—. Supongo que es algo nuevo que el entrenador está implementando.

Harry se mantuvo en silencio con la esperanza de que su padre lo dejara ir sin excusas ni condiciones.

–Ve, tal vez sólo así puedas aguantar el primer round —dijo finalmente para volver a su periódico.

Ignorando el pesimista comentario de su padre, trató de ocultar su sonrisa hasta llegar a su habitación en donde apenas cerró la puerta, se tiró a la cama con gran emoción acumulada en su pecho. Iba a ir a pasar un fin de semana con Louis; por fin ellos dos solos, sin interrupciones.









No tardó en guardar algo de ropa en su mochila para dejarla preparada, pues no podía esperar a que Louis llegara por él.

El timbre de la casa sonó como si Harry lo hubiera llamado con el pensamiento y no tardó en correr escaleras abajo para abrir la puerta, pero no contaba con que Robin se adelantaría.

–¡Entrenador Tomlinson! —exclamó exageradamente pero Louis sonrió— Es un placer verlo nuevamente.

–El placer es mío —respondió educadamente con una sonrisa— ¿Harry está listo?

–Listo —intervino el mencionado—. ¿Nos vamos?

–Por supuesto.

Harry se apresuró a salir antes de que a su padre se le ocurriera entablar una conversación y se alejó de la casa haciendo que Louis lo siguiera.

–Fue un gusto saludarlo, señor Styles —se despidió Louis con una sonrisa mucho más amplia a lo que Robin simplemente levantó su mano al aire.

Harry subió al auto convertible de Louis después de él y se abrochó el cinturón esperando a que el mayor arrancara.

–Si que quieres irte —mencionó Louis divertido con una sonrisa.

–Lo más pronto y lejos posible —respondió el rizado sonriendo sin vacilación—. Sácame de aquí, Lou.

Una sonrisa por parte del mayor hizo que Harry se sintiera más seguro de que lo único que quería era huir de ahí, así que sin más preámbulos, Louis arrancó el auto en dirección desconocida por el menor.

Por la prisa le había sido imposible apreciar el bonito convertible azul del entrenador.

–Tu auto es muy bonito —admitió viéndolo por dentro—. Es un clásico de esos que están en peligro de extinción.

–Lo es, no he visto ningún Wartburg 311 en la ciudad —especificó el mayor—. Convencí a mi padre de seguirle dando mantenimiento, gracias a eso no me da ni un solo problema. Este auto es mucho más viejo que yo.

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