Capítulo 29

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–Harry —lo llamó Oliver siguiendo su paso hasta las regaderas—, ¿estás bien?

–Ahora no, Oliver —respondió lo más calmado que le fue posible.

Iba a tomar una ducha, pero sinceramente no quería quedarse a solas con Louis, no esa noche. Así que metió todas sus cosas a la mochila y le envió un mensaje a su hermana para pedirle que fuera por él.

–¿Se pelearon?

–¡Sí, Oliver! —exclamó girándose hacia él—. ¡Por si no te has dado cuenta, desde que llegué me he llevado para la mierda con el entrenador porque muchas de las veces suele ser un engreído con aires de grandeza que no acepta que también puede equivocarse!

–Creí que se estaban llevando bien, incluso...

–Tú lo has dicho, estábamos.

Niall entró al vestidor ignorando a sus compañeros, excepto por la rápida mirada que le lanzó a Oliver dándole a entender que no le insistiera más al rizado.

Harry salió disparado del vestidor y se topó con Louis apenas puso un pie afuera, intentó ignorarlo y pasarlo de largo, pero el mayor lo tomó del brazo obligándolo a detenerse.

–Harry, espera... quiero hablar contigo.

–Yo no —dijo tratando de soltarse de su agarre.

–Escúchame, por favor.

Harry lo fulminó con su verde mirada y Louis, aún con su orgullo, tragó saliva y caminó hacia su habitación. Se detuvo al notar que Harry no lo seguía y le lanzó una mirada suplicante.

El menor cedió, al entrar Louis cerró la puerta detrás de él y dejó escapar un largo suspiro.

–No vas a pelear el sábado —soltó sin más.

–¡¿Qué?!

Harry en serio creía que Louis iba a pedirle una disculpa. Creyó que estaba arrepentido por haber discutido y que quería solucionar las cosas, pero tal parecía que solo quería vengarse.

–No dejaré que pelees en el siguiente combate —reiteró.

–¿Estás haciendo esto por qué no te dejo fumar? —preguntó retóricamente con una risa de incredulidad.

–Piensa lo que quieras, pero no vas a pelear.

–¡¿Por qué no?! ¡¿Por qué el entrenador está molesto porque el don nadie de su alumno trata de cuidar de él?!

–Harry, olvida lo que dije... no era lo que quería decir... lo lamento.

–Respóndeme —ordenó molesto y reteniendo su llanto tanto como le era posible—. ¿Es por eso que no quieres que pelee?

–No, no tiene nada que ver con lo qué pasó.

–¡¿Entonces?!

–¡No quiero que te hagan daño! —exclamó sacudiéndolo de los hombros— ¡No soportaría que algo te pasara!

–¡¿Ves?! ¡¿Ahora sientes lo que yo siento?!

–Harry, no es lo mismo...

–Tienes razón, no lo es porque yo puedo defenderme ahí, en cambio tú...

–¡Tú no vas a resistir esa esa pelea!

Harry estaba desconociendo a Louis. Ese no era Louis; el que lo hacía sentir seguro, el que lo hacía confiar en él mismo, no era el que lo animaba a no darse por vencido tan fácilmente... ese no era su Louis. Ese chico no le gustaba, el que dudaba de él, el que lo hería con sus palabras llenas de coraje; no quería ver más a ese sujeto.

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