Prólogo

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La vida da miles de vueltas, y Harry jamás imaginó que entrenar boxeo, una de las cosas que más odiaba hacer, se convertiría en la única excusa para ver aquel par de celestes observarlo atentamente.

Louis tenía su vida en perfecto orden, siempre acostumbrado a mostrase fuerte y seguro de sí mismo; todo estaba bien, o eso intentaba demostrar.

Porque Louis estaba bien, siempre lo había estado, nunca había necesitado a nadie... hasta que lo vio a él... Harry lo necesitaba, y no creyó que él lo necesitaría también.

Los seres humanos por naturaleza pretendemos estar bien. Cuando nos preguntan cómo estamos, instintivamente respondemos: Bien, gracias. Aunque sea una vil mentira, aunque ni siquiera nosotros creamos en nuestras propias palabras y que al mencionarlas, incluso traemos a nuestra mente todo lo que en el momento nos impide que ese bien sea real.

Ese "bien, gracias" no es más que una barrera de autoprotección ante aquello que tenemos miedo que descubran. Porque siempre mostramos lo que queremos aparentar, nunca lo que tenemos miedo que vean.

Eso les sucedía a ellos; Harry tenía tantas barreras que no creyó que aquellos destellos azules agrietarían cada una de ellas hasta derrumbarlas por completo. Y Louis, que nunca pensó que sus miles y miles de cortinas de humo debido al cigarrillo, las vería desvanecerse por el torbellino que ese par de esmeraldas causarían con tal de adentrarse en su mente y su corazón.

Ninguno lo creyó por ninguna circunstancia, no estaban preparados para ello. Nadie está preparado para una tormenta, pero lo suyo era un maldito huracán a punto de arrasar con todo lo que nunca imaginaron derribar.

Y es que si a Harry le hubieran advertido lo que sucedería al entrar a aquella academia de boxeo que tanto detestó al inicio; joder, no habría esperado tanto tiempo para ir.
Y si Louis hubiese tenido idea de lo que el niño llorón iba a provocar en él; lo habría buscado para recibir ese amor que tanto había necesitado.

¿Que pasaría si un día todo se iba al carajo? ¿Qué pasaría si dejaran de tener miedo? ¿Y si un día ambos se cansaban de sus rutinarias vidas y decidían escapar de todo aquello que los mantenía atados?

¿Y si... decidían ser libres?

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