Capítulo 16

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El fuego de la chimenea mantenía calientitos a ambos jóvenes, pero era su cercanía la que reforzaba esa calidez; eran ellos mismos quienes se hacían sentir cómodos uno a otro.

Louis rodeaba con sus brazos a Harry, recargando su cabeza en sus rizos mientras él acunaba su cabeza en el cuello del mayor.

–¿Por qué no podemos compartir habitación? —preguntó Harry llamando la atención del castaño.

–No sabía si querrías hacerlo —respondió sincero—. Es decir, ahora puedo decir que eres mi novio y si mi novio quiere dormir conmigo puede hacerlo —dijo con una sonrisa—, pero no estaba seguro antes.

–Lou, quiero estar contigo el mayor tiempo posible.

Harry entendía que para Louis no era fácil hacer nada de lo que estaban haciendo, para él tampoco lo era, y si Louis sentía la necesidad de formalizar de alguna manera las cosas entre ellos para sentirlas más correctas, él estaba feliz de ello. A final de cuentas, es lo que se hace cuando estás enamorado de alguien y ese alguien te corresponde.

Harry se acomodó sobre el regazo de Louis y lo tomó de la cara, admirando nuevamente esos ojitos azules que lo volvían loco.

Se lanzó sobre los delgados labios ajenos que lo hacían sentirse en las nubes cada vez que los acariciaba, esos labios que no importaba las palabras que pronunciaran, su nombre salir de ellos siempre sería su palabra favorita, hasta ese momento.

Louis introdujo su lengua en la cavidad bucal de Harry, haciendo que ambas danzaran al ritmo del latido de sus corazones, aumentando así la intensidad del beso.

Poco a poco el calor comenzó a apoderarse de sus cuerpos y la calidez del fuego en la chimenea ahora les parecía asfixiante, por lo que Harry no dudó ni un instante en quitar la camisa de Louis para después deshacerse de la propia.

Los labios de Louis se desviaron de los de Harry y se colaron entre su cuello, cosa que no tardó en alterar los sentidos del menor erizando su piel e incluso dando inicio a una erección que Louis pudo notar indudablemente.

Harry prosiguió a hacerse a un lado solamente para quitar los pantalones de su pijama y volviendo rápidamente al regazo de Louis, mientras el castaño admiró el semidesnudo cuerpo frente a él por unos segundos antes de que la boca de Harry se apoderará de sus labios nuevamente.

La excitación era cada vez mayor, y el hecho de que Harry aumentara la velocidad con la que frotaba su cadera sobre Louis no hacía más que incrementar el deseo sexual de ambos.

–¿Estás seguro de esto, Hazz? —preguntó Louis en un susurro buscando la verde mirada del mencionado.

–Sí —respondió agitado—. ¿Tú no quieres hacerlo?

A Harry le aterraba que Louis lo rechazara porque nunca se había entregado a nadie de esa forma, pero tampoco quería que se sintiera presionado; por otro lado, a Louis le parecía bastante tierno que Harry se preocupara por él, incluso cuando era evidente que para el mayor no era nada nuevo.

–Por todos los cielos, claro que quiero hacerlo, solo mírate —dijo recorriendo el cuerpo del menor con su mirada mientras mantenía las manos firmes sobre su cintura—. Eres el ser humano más hermoso del puto mundo, claro que quiero hacer todo contigo.

Nuevamente se lanzó sobre sus labios, ahora desesperado por mantener aquella conexión que sin saberlo, los iba a vincular de por vida.

Harry liberó su miembro ya adolorido por la fricción contra sus bóxers y comenzó a darle atención masajeándolo de arriba a abajo con una mano, mientras con la otra se apoyaba del piso para levantar un poco las caderas del regazo del mayor.

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