Capítulo 22

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Entrenaron duro, más que todo el mes. Estaban rendidos y posiblemente al día siguiente ninguno podría moverse, excepto Jack, él parecía niño con veinte kilos de azúcar recién ingeridos.

Ya había sonado la campana y Harry seguía golpeando el saco, después brincaba la cuerda y seguía con las flexiones mientras Louis continuaba mirándolo. Definitivamente había ganado masa muscular, suficiente en tan poco tiempo.

Nunca lo admitiría, pero la mirada de Louis sobre él mientras entrenaba lo hacía querer seguir cada vez más, pero su cuerpo necesitaba descansar.

–Me sorprende que no te hayas desmayado aún —dijo burlón el ojiazul.

–A mi también —respondió el rizado tratando de regularizar su respiración—. Aunque aún puedo seguir.

–Ya es suficiente, ve a cambiarte —ordenó para después acercarse a su oído—. Te tengo una sorpresa.

Harry mostró una sonrisa pero la eliminó al instante al ver en Louis una mueca de dolor y se tocó el pecho.

–Louis, ¿estás bien? —preguntó preocupado acercándose ya que creyó que iba a caer.

–Sí, sí estoy bien es solo que... sentí una punzada en el pecho, es todo. Espero no se deba a un mal presentimiento.

–Yo... espero que no se deba a nada malo.

Louis le regaló una sonrisa al menor para tranquilizarlo y se fuera a bañar. Al poco rato, todos se fueron y nuevamente quedaron solo ellos dos.

Cuando Harry salió al área esperaba encontrarse con Louis, pero no fue así, por lo que decidió buscarlo en su habitación.

–¡Louis! —lo llamó tocando la puerta.

Al no obtener respuesta decidió entrar y justo como el entrenador lo planeó, Harry se quedó boquiabierto. Observó la habitación que la última vez que la vio era un desastre, muy bien decorada esta ocasión, con una mesita de centro para dos, velas y unas cuántas flores. Algo relativamente sencillo, pero realmente hermoso y significativo.

–Lou... ¿Qué... Qué es esto? —titubeó.

–Esto, es oficialmente nuestra primera cita.

Harry no podía evitar que la enorme sonrisa en su rostro no marcara esos lindos hoyuelos en su mejillas.

–Es hermoso, Lou —dijo realmente fascinado.

–Sé que no es demasiado pero...

–¿Bromeas? Esto es... definitivamente es perfecto, nadie había hecho algo tan lindo por mi.

Y era verdad, nadie había tenido tal detalle con Harry; nadie se había preocupado por Harry como Louis, nadie lo hacía sentir como él.

–Me gustaría decir que yo preparé la cena pero en realidad compré todo, no sé cocinar.

Harry sonrío lleno de ternura, y se sentó frente al mayor. Cenaron tranquilamente mientras conversaban y reían. Hacía mucho tiempo que Harry no comía comida china, y hacerlo con Louis mientras se burlaba de él por no saber utilizar los palillos hacía la cena más amena de lo que ya era.

Al terminar, aún les quedaba media hora, por lo que Harry le ayudó a Louis a limpiar un poco para después recostarse en la cama, frente a frente, abrazados, admirando la belleza ajena que les parecía cada vez más fascinante.

–Hazz, sé que te he dicho esto miles de veces, y te lo voy a repetir cuanto sea necesario —Harry frunció el ceño poniendo total atención al mayor—. Te quiero, estoy totalmente enamorado de ti y no sé cuánto tiempo vaya a durar esto, pero quiero que sea el mayor tiempo posible porque nunca me había sentido tan feliz en mi vida.

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