Capítulo 30

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Harry se levantó con pereza de la cama, después de estar casi todo el día ahí. Sentía tanta pesadez para ir a entrenar cómo el primer día.

Quería ver a Louis, pero no quería enfrentarlo y definitivamente no quería discutir de nuevo con él.

Eran las 6:45 de la tarde y apenas estaba saliendo de su casa. Gemma lo esperaba en el auto y subió esperando que el camino a la academia durara por lo menos tres horas... pero no fue así, y en menos de diez minutos ya estaba subiendo las escaleras.

Al ver al ojiazul sentado en el ring lo ignoró y fue directamente a los vestidores, en donde tampoco le dirigió la palabra a ninguno de sus compañeros. Salió a entrenar y por casi las dos horas completas, se olvidó de todo; olvidó que Louis estaba ahí, que sus compañeros lo estaban, que al día siguiente sería su pelea y se concentró en el coraje que invadía por completo su cuerpo.

–Eso es todo, pueden irse —ordenó Louis al sonar la campana—. Mañana lleguen puntuales, por favor.

Niall y Oliver obedecieron, al contrario de Harry, que se mantuvo trotando en su lugar al tiempo que golpeaba el saco de boxeo.

–Harry, terminó el entrenamiento —dijo el mayor algo melancólico.

–Mi entrenamiento termina a las 10:00.

–Harry...

–¿Tampoco puedo quedarme, entrenador? —preguntó parando el saco y tratando de regular su respiración para mirar al ojiazul.

–No quiero que sigamos así, Hazz.

El mencionado dejó salir un suspiro y sobó sus nudillos de ambas manos. Él tampoco quería estar mal con su novio, tenían que arreglarlo.

–Yo tampoco —admitió rendido.

–Dejaré de fumar e iré con un médico.

–Gracias.

–Pero no puedes pelear.

–¡¿Qué?! ¡¿Sigues con eso?!

–Harry, entiende que...

–No, Louis... tú entiende, voy a pelear y no me importa a qué costo, pero voy a demostrar de lo que soy capaz.

–¡Es que no tienes que demostrar nada! Yo solo quiero...

–Si vas a seguir con eso ya no quiero escucharte —lo interrumpió volviendo a su entrenamiento.

–Bien, tengo que salir.

Sin decir nada más, el entrenador salió de la academia y Harry se estuvo preguntando a dónde iría por los siguientes diez minutos, incluso después de que Niall y Oliver se fueran, no sin antes verlo de una manera un tanto extraña.

Se decidió por descansar unos minutos y justo cuando iba a seguir entrenando, una silueta entrando a la academia lo hizo detenerse.

–Buenas noches —saludó el tal Zayn Malik del que su novio le había hablado.

–Entrenador Malik —dijo Harry con la misma seguridad que el chico frente a él.

–Con que sabes quien soy...

–¿Cómo no saberlo? Es contra su academia con quien peleamos y fue amigo de Louis —le recordó.

–Hace años, es cierto —agregó con una cínica sonrisa—. Por cierto, ¿dónde está él?

–No está aquí ahora.

–Bien, lo esperaré. Tengo algo importante que decirle.

El morocho tomó asiento sobre el ring esperando ver a Harry entrenar, pero por supuesto que el ojiverde no era tan estúpido como para permitírselo.

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