Capítulo 23

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Louis despertó con ese dolor en su pecho ardiendo nuevamente, esta vez mucho más fuerte, y estuvo más consistente que otros días. Por primera vez había detestado tomar una siesta.

Miró la hora y por suerte un mensaje de la aseguradora de su auto le dejaba saber que estaba listo y podría pasar por el en unos minutos, tenía buen horario para llegar al entrenamiento a tiempo si iba caminando.

Se suponía que los sábados no entrenaban, pero ese iba a ser la excepción, pues todos deberían estar ahí a las cuatro de la tarde para una práctica extra.

No le tomó más de treinta minutos llegar a donde su auto y regresar a la academia. Los chicos no tardaron en llegar, excepto Harry. Estuvo a punto de llamarlo, pero aún no pasaban ni cinco minutos y no quería parecer histérico.

–¿Louis, ya podemos empezar? —preguntó Niall desesperado.

–Aún no llega Harry —intervino Oliver.

–¿Y qué con eso? No porque falte un día vamos dejar de entrenar.

–Niall, si tanta prisa tienes puedes comenzar —indicó Louis con autoridad—. Yo nunca inicio ningún entrenamiento sin todos mis estudiantes presentes.

Eso era sin duda una gran mentira, pues cuando Luke comenzó a faltar no fue en lo absoluto un impedimento para entrenar.

–Lamento llegar tarde —dijo Harry entrando deprisa.

Dejó sus cosas y sin esperar siquiera alguna indicación comenzó a correr como usualmente lo hacían.

Todos continuaron con el entrenamiento, Harry estaba muy distraído, no estaba teniendo el rendimiento que últimamente había ganado. Se podía decir que en ese poco tiempo casi había alcanzado el nivel de Niall, y por supuesto había superado el de Jack y Oliver, y por más que Oliver intentara detener a tiempo sus golpes, su puño era impactado contra el rizado.

–¿Estás bien? —preguntó Oliver ayudándolo a levantarse.

–Sí —dijo reponiéndose de inmediato.

–Harry, estás aquí pero tu mente no, dime que te pasa.

—¡No me pasa nada, Oliver! —exclamó llamando la atención de sus compañeros y por supuesto, de Louis.

–Sí que te pasa —insistió—. Para empezar nunca eres grosero y para seguir, no estás peleando como es.

–¡Ah, ahora tú eres el entrenador, o mejor aún, el juez!

–Harry... —trató de intervenir Louis.

–Perdón, Oliver, por no hacer las cosas como tú quieres, pero no puedo ir siempre siguiendo ordenes, ¿de acuerdo?

El silencio invadió el área y todos observaron realmente confundidos.

La campana sonó indicando el final del entrenamiento y Harry no dudó en dirigirse a los vestidores, encontrándose con sus compañeros pero todos sin mencionar una sola palabra y por primera vez, fue él el primero en salir de ahí.

–Harry —lo llamó Louis a sus espaldas apenas salió, pero lo ignoró— ¡Harry!

Se detuvo antes de lograr salir de la academia pero no miró a Louis ni un instante.

–¿Qué te sucede?

–Ya les he dicho que nada.

–Mírame —ordenó plantándose frente a él— ¡Harry, mírame!

Lo tomó de la barbilla y se acercó a él, obligándolo a conectar el verde con azul sin importarle que los demás chicos estuvieran ahí.

–¿Qué te pasa? —repitió la pregunta.

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