Capítulo 3

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El cuerpo adolorido de Harry apenas le permitía moverse. Se sentía como si lo hubiera arrollado un enorme camión porque la simple existencia le pesaba.

Había tenido todo el día para recuperar fuerzas pero le fue imposible, pues no había nada que le ayudara a su débil cuerpo.

–¡Harry! —le gritó Gemma desde afuera de su habitación— ¡Papá te está esperando!

Era hora de ir a su entrenamiento, pero definitivamente no quería ir, literalmente le dolía todo el cuerpo, no podía ni levantarse de la cama.

Decidió no responder por lo que su hermana entró a su habitación sin más.

–Detesto que entres así —renegó tapándose la cara con una almohada.

–Y yo detesto que me ignores cuando te hablo —recontra atacó Gemma—. Ya, ve porque papá vendrá a sacarte de la cama si no bajas.

–Gemma, no puedo moverme, en serio me duele todo.

–Es porque nunca has hecho ejercicio tan intenso, es cosa de que te acostumbres, verás que cuando estés entrenando se te va a quitar el dolor.

–¿En serio?

–De verdad, no te dolerá nada mientras entrenas... mañana tampoco podrás moverte, pero al menos aguantarás el entrenamiento de hoy.

Harry se limitó a reír un poco y se levantó de la cama. Su hermana siempre sabía que decir para hacerlo sentir un poco mejor, sabía que podía contar con ella para todo.







A las 6:45 de la tarde, Harry subió con dolor y pesadez las escaleras de la academia. Apenas entró, pudo percibir el fuerte aroma del tabaco que provenía de su entrenador a unos metros de la entrada.

–Buen día, joven Styles —le saludó la recepcionista con una sonrisa.

–Hola —dijo sin más y se adentró en el lugar.

Se dirigió a los vestidores sin saludar a su entrenador y con un movimiento de cabeza saludó a Luke y Oliver que ya se encontraban ahí.

–¡Vaya, pero miren quien pudo traer su trasero hasta aquí! —exclamó Niall burlón— Sinceramente creí que ya estabas resignado a que esto no es lo tuyo.

Harry lo ignoró, hasta que desapareció de su vista junto a su compañero dejándolo nuevamente a solas con Oliver y Luke.

Él sí estaba resignado a que el boxeo no era lo suyo, pero no estaba dispuesto a dejar que alguien además de su padre se enterará de eso.

–Poco a poco irás adaptandote a esto —le animó Oliver—. Ya verás que...

–¡Tú! —les interrumpió la voz de su entrenador señalando primero a Harry— Ven conmigo y ustedes dos, a entrenar.

Tomlinson salió de los vestidores y los tres chicos hicieron lo mismo detrás de él; a diferencia de que como lo ordenó, Oliver y Luke se dirigieron al área de entrenamiento uniéndose a Niall y su compañero mientras Harry siguió a su entrenador al área del gimnasio.

Louis se plantó frente a él cruzado de brazos y miró a Harry con superioridad, mientras él simplemente esperaba a que su entrenador hablara.

–¿Cuánto tiempo?

–¿Cuánto tiempo qué? —preguntó Harry confundido.

–¿Cuánto tiempo planeas perder con esto?

–¿Disculpe?

Harry estaba desorientado. Era cierto que solo estaba ahí para hacerle creer a su padre que podría ser el hijo que él deseaba, pero no se había planteado un tiempo determinado y mucho menos pensaba hablarle al respecto a su entrenador.

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