Epílogo

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Jamás imaginó que algún día tendría la vida que tenía. Era jodidamente feliz, era la persona más feliz del mundo; tenía un trabajo que disfrutaba, una hermosa familia y un esposo que no importaba el día ni la circunstancia, le dejaba saber que lo amaba y se sentía amado.

Harry pudo imaginar lo peor el día que llegó a Tomlinson's Academy, pero lo que había vivido y lo que estaba viviendo en ese instante ni de broma lo hubiera imaginado.

Y ni hablar de Louis, él más que nadie sabía que su vida había dado un giro drástico; de entrenador de boxeo a fotógrafo profesional, de tener una relación con una chica por cinco años a llevar un matrimonio de seis años con el niño llorón de su academia, y de no soportar a los niños a tener una hermosa hija de once años; de no tener nada ni nadie en su vida por quien salir adelante a tenerlo todo.

Creyeron que sería difícil para ambos hacerse cargo de Johanna, y aunque sí era una gran responsabilidad, tuvieron la suerte de que la madurez de la pequeña era impresionante. Louis se frustraba más fácilmente y le parecía que para ser una niña era muy aguafiestas, aunque para Harry la tranquilidad y compresión de muchas cosas a su corta edad era algo realmente bueno.

Por otro lado, a Harry le desesperaba cuando Louis le consentía muchas de las cosas que la pequeña quería, cómo dejarla ir a la cama sin ducharse cuando estaba muy cansada e incluso ver películas hasta altas horas de la noche. Sin embargo, ambos chicos se sentían cómodos con el cariño que recibían de Johanna, pues ella nunca mostraba preferencia por alguno de los dos, siempre se aseguraba de agradecerles a ambos su esfuerzo de padres y les dejaba saber cuanto los quería.

Por fin la vida había jugado al favor de todos y sin trampas, desde luego que tenían altas y bajas, como cualquier persona, como cualquier familia, pero siempre afrontaban cada circunstancia juntos y eso hacía todo más fácil.

Louis y Harry no pensaron en las consecuencias de cruzarse en sus caminos, no lo esperaban pero definitivamente no lo cambiarían por nada. Se habían salvado uno al otro y habían cumplido todas aquellas promesas que se habían hecho; Harry era libre gracias a Louis... Louis era libre gracias a Harry. Se cuidaban entre ellos y se amaban cada día de su vida como si fuera el último.

Tal vez ese era el secreto para mantener su relación tal como el primer instante en que se enamoraron; amarse cada día como si fuera el último. Y desde luego, ser felices recordándose a si mismos que la felicidad de uno es la del otro.

Sentirse libres era el propósito de Louis y Harry; pero se convirtieron en su hogar y eso superaba todo.

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