Capítulo 19

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Harry trato de evitar a su padre dirigiéndose a su habitación, pero a media escalera la voz de Robin lo detuvo.

–¿Cómo estuvo tu entrenamiento?

–Bien —respondió simple tratando de continuar su camino pero otra pregunta se lo impidió.

–¿Y el pre-cómbate?

Eso era algo que no tenía en mente, no sabía que tenía que decir al respecto y trató de responder con la mayor naturalidad posible.

–Bien.

–¿Sólo bien? ¿Qué hiciste? ¿De que se trató?

–Nada especial, casi lo mismo que en los entrenamientos, pero más aburrido.

–Aburrido —repitió su padre pensativo—. ¿Entonces por que fuiste?

–Por la misma razón que estoy entrenando box, papá.

–Yo no te pedí que fueras ahí.

–No, pero quiero ganar esa pelea contra los famosos Malik, y si estoy metido en eso es por ti.

Harry agradecía que su madre y Gemma estuvieran en la cocina, así no podían escuchar la discusión que estaban teniendo nuevamente.

–Últimamente has tenido mucho valor para contestarme, jovencito.

Harry se mantuvo en silencio, pues era verdad, ya no se dejaba tan fácilmente, pero tenía que recordar que se trataba de su padre, y que le debía respeto.

–¿Ya les dieron las categorías?

–No.

También estaba aprendiendo a mentir, pero no quería que su padre se metiera más en el asunto de la pelea porque no quería sentirse más frustrado y presionado de lo que ya estaba.

–¿Puedo irme a mi habitación?

Robin asintió y Harry no dudó en continuar escaleras arriba y se encerró en su habitación, como siempre lo hacía, con la diferencia en que ahora tenía en quien pensar.









El sudor cayendo de su frente hacía que le ardieran los ojos, pero no paraba. Golpeaba el saco de box con fuerza, esquivándolo por un lado cuando volvía a su cuerpo.

La mirada fija de Louis sobre él lo intimidaba justo como el primer día, a diferencia que ahora lo miraba con orgullo, ese que sientes cuando tu pareja se está superando y está logrando algo que le puede beneficiar.

La campana sonó dejándoles saber que el entrenamiento había terminado, y esta vez todos se fueron a los vestidores, excepto Harry.

–Espera —lo llamó Louis exhalando el humo de su cigarrillo—. Necesito hablar contigo.

Aunque habló bajo, el tono de voz de Louis era indudablemente de preocupación. Harry había olvidado preguntarle qué le pasaba, pero desde el día anterior lo notó.

Harry se acercó a él con el ceño fruncido esperando a que hablara. Louis miro a todos lados para asegurarse de que no había nadie y volvió su vista al menor.

–¿Qué sucede?

Louis analizó unos segundos esos ojitos verdes que eran sin duda los más bonitos que había visto en su vida. Llenos de sueños y con ansias de probar la libertad, tenía que ayudar a su pequeño novio, sin importar nada.

–¿Louis? —habló Harry sacándolo de sus pensamientos— ¿Qué ocurre?

–Yo... No creo poder soportar verte solo diez minutos diarios —dijo finalmente con una sonrisa.

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