Capítulo 20

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Las duchas matutinas nunca habían sido de su agrado, pero esa mañana simplemente no podía sentirse más feliz, la relación que estaba llevando con Louis iba de lo mejor y el simple hecho de pensar en él lo hacía sonreír por lo menos cada diez segundos.

–¡Cariño, el almuerzo está listo! —gritó su madre desde la cocina.

Se arregló un poco el cabello aún mojado y bajó junto a su familia.
Robin y Gemma ya estaban sentados mientras Anne acercaba pan al centro de la mesa.

–Buenos días —saludó con educación.

–Buenos días —respondieron todos al unísono.

–Cariño, tu hermana y yo iremos a comprar algunas cosas al supermercado ¿quieres venir con nosotras?

Harry asintió pero no pudo responder porque los comentarios marchistas de su padre intervinieron.

–Adelante, ve con las mujeres a hacer cosas de mujeres, en lugar de entrenar y prepararte para lo verdaderamente importante —dijo soberbio—. Te recuerdo que tienes un combate que ganar.

–Robin, no seas tan duro —mencionó Anne dulcemente—. No son solo cosas de mujeres, Gemma y yo no podemos con todas las cosas del supermercado y necesitamos de un hombre que nos ayude.

Harry detestaba que siempre hicieran ese tipo de comentarios, pero al menos su madre lo hacía para amortiguar de alguna forma las palabras duras de su padre.

–No llegaré tarde al entrenamiento, mamá me llevará —respondió por fin—. Y ya que lo mencionas, el entrenador dijo que los entrenamientos se alargarán media hora, así que ahora saldré a las 9:30.

–¿Y eso por qué? —preguntó Robin no muy convencido.

–Curiosamente no eres el único que quiere que la pelea salga bien, al entrenador también le interesa.

–Harry... —su madre, otra vez.

–Bien, y si es así ¿por qué presiento que me estás mintiendo?

–Tal vez porque eso haría con tal de no pasar más tiempo en ese maldito lugar, pero si quiero ganar esa pelea tengo que esforzarme más de lo que ya lo hago.

–Bien, entonces supongo que puedo llamar al entrenador para preguntarle.

–¡Adelante!

El corazón de Harry se aceleró cuando escuchó a su padre mencionar el nombre de su novio al teléfono.

–¡Entrenador Tomlinson! —saludó eufóricamente— Disculpe que lo moleste tan temprano, es solo que tengo una inquietud... verá, Harry me comenta algo sobre el entrenamiento, ¿podría saber exactamente de qué se trata?

Su padre le había hecho una buena jugada, pero él y Louis habían hecho una mejor.

–Ya veo —continuó atento a lo que fuera que le estaba diciendo Louis—. Sólo que él mencionó una hora distinta.

Mierda. Harry miró a Gemma y abrió los ojos excesivamente, lo que sea que haya dicho Louis probablemente lo metería en problemas.

–Entiendo, sí —dijo sin apartar la vista de su hijo—. Muchas gracias, entrenador... hasta luego.

Colgó la llamada y Harry esperó a que hablara tratando de disimular su preocupación.

–El entrenamiento terminará a las 10:00. Tú dijiste que a las 9:30.

–E-eso había dicho... eso dijo ayer. Supongo que nos lo iba a decir hoy.

–Sí, iba a decírselos en el entrenamiento de hoy —anunció y Harry pudo respirar tranquilo.

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