Capítulo 4

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Al entrar nuevamente a la academia se encontró con su entrenador recargado sobre sus codos en el aparador de la recepción fumando un cigarrillo.

–¿Qué haces aquí? —preguntó Louis sin mirarlo siquiera.

–Yo... olvidé mi botella de agua en el vestidor.

Y esa había sido la única "buena" excusa que se le había ocurrido para no verse tan entrometido, así que fingió ir a revisar al vestidor y sacó la botella de agua de su mochila antes de salir de nuevo a dónde se encontraba Louis.

–¿Se encuentra bien, entrenador? —preguntó con interés pero sin indiscreción.

–Sí —respondió con tranquilidad—, creo que mejor que nunca.

Su respuesta definitivamente no había sido la que él esperaba, pues haber escuchado a su novia decirle que ya no lo quería más no tenía que ser agradable, pero a él pareció no afectarle mucho.

–Por accidente yo... escuché un poco de la discusión —admitió apenado.

–¿Alguna vez has sentido que te quitas un peso de encima, pero que eso mismo hará que vengan consecuencias peores sobre tus hombros? —preguntó Louis ignorando la declaración de Harry.

–No —dijo cabizbajo—, nunca he podido quitarme ningún peso de encima.

Louis tampoco esperaba esa respuesta por parte del menor, y Harry no esperaba sonar más sincero de lo que pretendía.

–Ya veo —dijo Louis después de una calada a su cigarrillo— ¿Y por qué no comienzas por algo?

–Porque no es tan fácil como parece.

–Si nuestros mayores anhelos fueran fáciles de adquirir podríamos comprarlos, porque el dinero va y vine; sin embargo, el esfuerzo por cumplir lo que nos proponemos depende de nosotros mismos.

Tenía razón, Harry sabía que por ser entrenador tendría facilidad de palabras motivacionales, pero nunca se imaginó hablando al respecto con él.

–Creo que por eso estoy aquí —respondió Harry con la mirada en sus manos nerviosas jugando con la botella de agua—, necesito hacer esto si quiero ser... no sé cómo explicarlo.

–No tienes que explicarlo, te entiendo —dijo con tranquilidad—, sé que a veces puedo ser muy estricto pero sé lo que se siente ser humano.

Ambos guardaron silencio un momento, cada uno manteniendo su mente alerta a lo que sea que tuvieran que responder cuando el otro hablara. El humo del cigarrillo de Louis molestaba mucho a Harry desde que llegó ahí, así que se pasó la mano por la nariz para apaciguarla del olor a tabaco.

–Tú no quieres hacer esto —mencionó Louis más como una afirmación—. Tú estás aquí por complacer a tu padre.

–¿Es tan evidente? —preguntó el ojiverde mostrando una leve sonrisa.

–Algo, pero no entiendo porque simplemente no lo mandas al carajo ¿Qué es precisamente lo que quieres hacer?

–Son demasiadas cosas, en realidad.

–Bien, entonces dime una.

¿En realidad podía confiar en él? Sus padres eran amigos y Louis también tenía buena relación con Robin, así que tal vez no dudaría en ir a contárselo.

–Quiero ser el mejor boxeador del mundo —mintió.

Louis soltó una carcajada y apagó lo poco que quedaba de su cigarrillo tirandolo al suelo y pisandolo.

–Sí, ajá ahora algo que quiera Harry.

Se mantuvo en silencio al darse cuenta de que era la primera vez que Louis mencionaba su nombre. Estaba tan acostumbrado a que le gritara ¡Tú! para referirse a él, que su cerebro apenas estaba procesando esa voz tan peculiar y con ese acento marcado, llamarle por su nombre.

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