Capítulo XXI

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"Mantén tu rostro siempre a la luz del sol, y las sombras caerán detrás de ti."

Walt Withman


Bruno

Ya van a ser cinco días que estoy aquí, mañana es mi cumpleaños y aún no sé que prepara la loca cabeza de mi novia pues se la pasado algo pensativa estos días, aunque podría ser por la situación de la universidad.

Ayer hablamos un poco de lo que pasó y dijo que estaba bien, por supuesto que no le creí porque el que se seas expulsado de la universidad casi al terminar la carrera no es algo fácil de sobrellevar.

Sé que trata de ocultar como se siente porque no quiere que pase un mal cumpleaños, no es que  hasta ahora la esté pasando mal pero sé que esa situación la tiene un poco tensa y no quiero estresarla más, yo solo quiero que ella esté feliz y en paz.

Ahora mismo ella se encuentra la librería trabajando pues no ha querido dejar de hacerlo. No hago insistencia que lo deje porque que le gusta, ama los libros y me ha contagiado un poco pues el tiempo el que me he pasado aquí he decidido olvidarme por completo de los problemas de la oficina y leer algunos libros.

Sí, por increíble que parezca ya llevo algunos. Ella tenía razón, leer es como una obsesión o más bien una adicción que cuando te sumerge en aquellas letras, los libros que se siente como si entrarás a un mundo totalmente diferente.

Yo no era un lector compulsivo, de hecho durante un tiempo llegué a odiarlo pues cuando era joven vivía entre ellos y no eran libros de entretenimiento, lo que leía eran más bien libros sobre inversiones, porcentajes, economía y números que explotaban mi cabeza.

Casi nunca tenía tiempo para hacerlo debido mi trabajo, no podría leer a muy a menudo pero cuando ella me hablaba de los libros veía ese brillo en sus ojos, no sé cómo explicarlo no sé si se podría expresar en palabras, es un brillo, una luz en sus ojos como cuando hablas de algo que te gusta mucho.

Al principio traté de hacer algo que a ella le gustara así tendríamos algo en común de qué hablar, pero ahora es una buena distracción para mis tiempos libres.

Fui a ver la hora en el teléfono llevaba demasiado tiempo sentado en el sofá que casi nos volvemos uno mismo. Desde que Levana se va al trabajo no tengo nada más que hacer. Cómo si al tomar el teléfono hubiera tenido un sensor la foto de Briar salta en mi pantalla.

-Hola hermanito ¿qué tal tu escapada romántica? -canturrea-. Cuéntame todo, bueno, no me cuentes todo. No quiero saber tus intimidades, lo... lo... lo que quiero decir es que me cuentes, ¿cómo te sientes? ¿Te sientes bien? ¿Estás feliz?

-Prinzessin respira un poco y nada no hables como si alguien te amenazara para que lo hicieras rápido -ella ríe-. Hemos hablado de eso, lo haces desde que eres una niña y lo sigues haciendo.

-Lo siento, es que me emociona mucho que al fin te tomes un respiro de todo y... y trates de ser un poco feliz y que... -sobre su nariz-. ¡Ay demonios! Voy llorar porque me siento muy feliz por ti.

-No llores, mi vida -digo-. Gracias por preocuparte por mí y por mi felicidad.

-Siempre voy a preocuparme por ti y tu felicidad así como tú lo has hecho por mí durante todos estos años -habla con la voz rota-. Quisiera estar contigo el día de tu cumpleaños, pero entiendo que quieras pasarlo con Levana.

-Sabes que si por mí fuera yo te hubiera traído conmigo -suspira-. Solo no quiero que interrumpas tus clases, es solo un día más en el año, te prometo que apenas nos veamos vamos a salir tú y yo a cualquier parte donde tú quieras.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora