Capítulo XLII (PARTE I)

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"Admírenla por todas esas tormentas que ha enfrentado y no se ha rendido.
Ella no es de curvas perfectas, es de alma y corazón bonito."

Andrés Alfonso


Levana

Tendré un infarto muy pronto si sigo recibiendo malas noticias en el mes, cuando mamá me llamó diciéndome que papá estaba en el hospital quería salir corriendo del departamento sin importar que estuviera en pijama.

Mis padres son mi vida y no soportaría que le pasara algo a ninguno de los dos y la angustia me esta matando en este momento al no saber que esta pasando allá adentro, no puedo mantenerme quieta y la prueba de ellos es mi rodilla que tiene un incesante movimiento debido a la ansiedad que me causa estar aquí sin poder hacer nada.

La mano de Bruno se posa en mi rodilla.

-Calma, el que te alteres no es bueno para ti -me recuerda-. Todo va estar bien ya lo verás.

-No puedo -me levanto- ¿acaso no pueden hacer rápido su maldito trabajo?

Bruno se acerca a mi despacio, él sabe que el presionarme solo hará que me ponga de mal humor y no es su culpa es simplemente mi manera de reaccionar al estrés.

Estrés que pone en riesgo mi estabilidad y mi tratamiento por que la constante presión podría hacerme recaer y es lo que menos quiero ahora con papá ingresado aquí.

Masajeo mis sienes buscando algo de paz pero no lo consigo, mi novio al ver mi agonía me envuelve en sus brazos dándome un abrazo que brinda sosiego a mi mente. Inhalo el perfume de su cuerpo pegándome más a su cuerpo.

-Gracias -musito contra su pecho-, por todo, por estar aquí.

-Sabes que nunca te dejaría sola -besa mi coronilla- ahora vamos para que te sientes y voy por algo caliente a la cafetería.

No objeto sé que algo caliente calmará mis alterados nervios.

Se acerca a mi madre imagino que a preguntarle si quiere algo, ella parece decirle algo y luego le sonríe. Lo veo marcharse y regreso a los asientos posterior a eso sujeto su mano.

-Él es fuerte, lo que sea que tenga lo superará.

-Eso no evita que me preocupe por él -recuesto mi cabeza en su hombro-. Yo no sé que haría sin ustedes.

-No pienses en eso hora mi niña -pierde su mano mi cabello-, no tenemos planeado dejarte por ahora.

-No quiero que me dejen nunca.

-Mi niña todos nos iremos algún día y no hay nada que podamos hacer, solo nos queda disfrutar y apreciar cada momento de felicidad que no da la vida.

Suspiro con tristeza por que se que es cierto pero nunca estamos preparados para dejar ir a un ser querido.

No quiero pensar en que podría perder a mi papá me estremece hasta la médula.

-Toma -Bruno llena mi campo de visión-, es un té de valeriana.

-Gracias -sujeto el vaso térmico.

-Te traje uno igual Selene -le extiende uno igual a mamá- ¿Aún nada?

Las dos sacudimos la cabeza negado.

Bebo mi té entretanto Bruno se sienta mi lado y yo recuesto mi espalda en el asiento en una pose para nada linda pero cómoda al fin y al cabo.

Llegando al final de mi bebida al fin veo las puertas abrirse.

-Familiares de Edward Mitchel.

-Nosotros -contesto caminando de inmediato hacia la doctora-. ¿Cómo está mi papá? ¿Qué es lo que tenía?

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora