FELIZ NAVIDADBruno
-¡Elián, ven aquí! -escuché el grito de mi esposa apenas crucé la puerta de la entrada-. ¡Elián!
Una risa infantil y apresurados pasos se escucharon cada vez más cerca, me preparé para ver la batalla campal entre mi esposa y mi hijo menor.
Como sospechaba Elián venía corriendo completamente desnudo con un pañal en su mano agitándolo como si este fuera una bandera de conquista. Él le sacaba camas verdes a Levana, era el más revoltoso de todos nuestros hijos.
Con un año y ocho meses era más rápido que su madre, no se percató de mi presencia así que continuó corriendo en círculos por el vestíbulo. No pasó mucho tiempo hasta que su Levana llegó con unos pantalones y camisetas de mi hijo en su mano.
Inmediatamente sintió mi mirada y suspiró de alivio, había dicho que nuestro hijo estaba siendo algo rebelde en estos momentos de su temprana etapa y le dije que era normal, pero entonces ella dijo que yo estaba siendo muy condescendiente con él y que debía ponerle un alto.
Cuando yo no estaba él no hacía caso a nada de lo que si madre le decía y ella me lo reprochaba cada vez.
En cierto modo era cierto que tenía algo de reservas en cuanto a como trataba a los niños, odiaba regañar a mis hijos por ser simplemente niños, no quería repetir los errores de mis padres y obligar a mis tres hijos a que dejaran de vivir con total plenitud si niñez, a veces eso nos causaba discusiones porque ella me decía que hablaba desde el miedo de convertirme en ellos.
Una parte de mí sabía que ella tenía razón.
Él único que parecía dar problemas era Elián, ya que sus hermanas eran más tranquilas, en ocasiones Esmeray tenía sus momentos y no había persona en la tierra que pudiera con sus berrinches, a excepción claro de su madre.
Ellas eran tal para cuál.
Levana me dio una mirada significativa ante el comportamiento de mi hijo, me acerqué a ella y la besé. Dejó que lo hiciera, pero no hizo nada para profundizar acción o algo por el estilo, más bien se alejó.
-¿Qué sucedió?
-Estaba cambiándolo para la cena en casa de mis padres y me giré solo cinco segundos para tomar su ropa del armario -pellizcó el puente de su nariz-. Y cuando lo escuché reírse de mí fue tarde para atraparlo y perseguirlo corriendo por toda la casa.
-Es rápido -concedí sonriendo y me gané una mala mirada suya-. Luna...
-No, no hagas eso -me riñó-. No lo alientes, es por eso que no me hace caso.
-Es solo un niño.
-No lo será por siempre y si no le pones limites desde ahora no esperes que los tenga cuando sea mayor.
El razonamiento llegó a mí y decidí actuar. El pequeño castaño casi rubio seguía correteando hasta que me paré frente a él haciéndolo detenerse y casi chocar contra mis piernas.
-¡Papá! -su gesto divertido y desafiante había desaparecido de su rostro, yo sabía que conmigo tenía un poco más de moderación que con su madre.
-¿Qué es lo que estás haciendo?
-Nada -rápidamente esconde el pañal detrás de su espalda como sino lo hubiera visto ya, hace el débil intento de ocultar su travesura-. Mami y yo jugábamos a las carreras.
Miró en complicidad a su madre, pero Levana estaba molesta -y al parecer yo también entraba en su persona menos favorita en este momento en conjunto con mi hijo-, él se dio cuenta de inmediato que ella no lo ayudaría.
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¿Destinados? [Completa✓]
RomansaLevana, hermosa, inteligente y con muchas metas que cumplir. Pero como todos, tiene problemas, demonios y un padecimiento que amenaza con consumirla. Bruno, arrogante, egocéntrico y un tanto narcisista digno de ser el sucesor de una gran dinastía. P...