Capítulo XLVII

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"En la medida en la que realmente pueda llegarse a superar el pasado, esa superación consistiría en narrar lo que sucedió."

Hannah Arendt


Miles

Al igual que un show de marionetas me había encargado de mover cada hilo en el momento justo para que todo se diera tal y como yo quería, sin embargo había fallos.

Un ejemplo de ello era la incompetente rubia que estaba sentada frente a mí como si estuviera al borde de un colapso emocional.

-Habla -exijo.

Traga saliva.

-Fui a recoger a Ian a casa de Bruno y me dijo que el doctor le había llamado para decirle algo urgente -al fin puede articular palabra-. Estoy segura que ese hombre le va a contar toda la verdad sobre el niño, no puedes permitir que eso pase.

Aprieto la mandíbula.

Esto no debía pasar ¡jodidamente no! Para este punto ellos deberían estar separados, ningún hombre que sea un hombre de verdad le perdonaría a su mujer que lo humillaron de tal manera como lo hizo el video de esa pequeña perra.

Debía poner manos a la obra si quería que todo saliera bien.

Ya no era cuestión de tenerla para mí, ya no quería cargar el peso emocional que conllevaría tenerla conmigo porque no quería a una llorona, suficiente tenía con mi "esposa".

-¿Qué vamos a hacer?

-¡No digas vamos porque no sirves para una mierda! -exploto- Solo tenías un maldito trabajo y no has hecho nada para separarlos.

-¿Crees que no lo he intentado? -se defiende-, lo he invitado a mi departamento infinidad de veces con la excusa de ver al niño y me esquiva, voy hasta su casa pero resulta que ahora ella vive allí uno puedo hacer nada sin que ella esté ahí presente.

-Si lo que tienes de bonita lo tuvieras de inteligencia las cosas ya estarían resueltas -su cara se enrojece-. Diría que por lo menos haz logrado algo con ella pero tampoco te ha servido para una mierda.

-Yo ya tenía un plan con Bruno, tú...

-¿Yo? -la miro desafiante- Sin mí para empezar tu estúpido teatrito se hubiera ido a la mierda si yo no amenazaba al doctorcito así que no vengas a protestar idioteces sobre tener un plan.

No dice nada y es lo que esperaba porque cada cosa que le he dicho no es más que la pura verdad.

Ahora debo pensar en que voy a hacer con ese doctor para que mantenga la boca cerrada, al parecer la amenaza de la última vez no le fue suficiente.

Y no, no lo hago porque ese niño o Ada ya me sean indispensables; lo hago porque si él habla estoy hundido, no he llegado hasta aquí para que ahora por estos incompetentes dañen todo mi trabajo.

-Toma tus cosas y lárgate de aquí, tú y tu bastardo ya no son bienvenidos aquí -sentencio-. Y si alguien se llega a enterar que yo fui quien subí ese video o el que te ayude a hacer pasar al bastardo que llamas hijo por hijo de el imbécil de Götz vas a conocerme en realidad Ada y verás que...

Un ligero jadeo me hace llevar mi mirada directo a la puerta que se encuentra entreabierta.

-Lárgate -le repito a la rubia antes de ir hacia la puerta.

Termino de abrirla y observo el pasillo pero no hay nadie, aunque creo saber perfectamente quién es la única persona en esta casa que podría espiarme.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora