Capítulo XVIII (PARTE I)

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"Ya no se donde termina la espantosa realidad y donde comienza la locura"

H.P Lovecraft

Levana

Según me dijo apenas bajó del avión uno de sus autos privados lo esperaban en el aeropuerto, no era la primera vez que venía aquí ya que, como sabía sus negocios familiares están extendidos a lo largo del mundo y claro era obvio puesto que papá trabajaba en una de sus entidades aquí.

Dejé atrás los pensamientos sobre mi ex y esa mujer solo para enfocarme en mi hombre.

Quería aprovechar al máximo los días que va a estar aquí.

Tomados de la mano salimos de la universidad y me dirigió a un bello auto color gris, yo no sabía mucho de autos pero se veía muy costoso, la verdad sería algo extraño que no lo sea.

-Vamos al departamento que mande a arreglar para los días que estaré aquí -su mano se ubicó en mi muslo mientras conducía-. ¿Quieres pasar a ver algo al tuyo?

-Sí, voy a cambiarme, darme una ducha y nos vamos.

-Luna, quiero que traigas algunas cosas ya que no te voy a soltar estos días -aprieta levemente mi muslo-. No sabes las veces que he tenido que masturbarme en tu nombre.

Eso me hizo sonrojar.

-Vaya, eso es algo interesante de oír -cambio a mi voz seductora-. ¿Cómo cuantas veces?

-Muchas más de las que me gustaría admitir -llegamos a mi edificio-, pero eso quedo atrás ahora que te tengo en mis brazos.

Me abalanzó a hacerme cosquillas, me zafé y salí rápidamente del auto. Luego él salió y me abrazó por la espalda dejando un beso en mi coronilla.

-Vamos, debo apurarme no quiero llegar tarde al trabajo -camino hacia el pequeño ascensor (apenas cabían dos personas)-. Y luego me tienes toda para ti.

-Tú ya eres toda mía -dicho esto atacó mi boca-. Toda tú, luna.

-No sabía que tenías delirios de posesivo -lo molesto-. Me gusta.

-Y a mi me gustas tú.

Con el caminando detrás de mí llego a la puerta y paso la llave para abrir, tomo uno de mis bolsos de viaje -el más pequeño- en el que empaco ropa para los días que iré a la universidad, pijamas y ropa interior, voy al baño y desisto de la ducha ya que falta poco para mi horario de trabajo.

Hasta que vayamos a su departamento me demorará aún más, solo tomo mis elementos de aseo personal y los guardo.

Cuando tengo todo listo me reúno con Bruno que me esperaba pacientemente sentado en uno de los sofás de la sala con uno de mis libros en sus manos, estaba allí leyendo sin saber que me daba una de las mejores imágenes que podría apreciar, era como una fantasía ver aquel espécimen leyendo un libro era la perfección.

-¿Interrumpo? -carraspeo.

-No, me gustó mucho las primeras páginas, ¿me lo prestas? -cierra el libro-
Lo leeré mientras no estés.

-Este es otro privilegio -me quita el bolso y se dirige a la salida-. No le presto a cualquiera mis libros, señor Götz, son sagrados.

-Pues entonces, lo cuidaré con mi vida.

Lo que dije era totalmente cierto tenia algo de recelo sobre prestar mis libros, nunca nadie los cuidará como tú mismo lo haces, era algo mío y no iba a cambiarlo.

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Nos bajamos en un lugar bastante lujoso, pero como no lo vi venir sabiendo el hombre que me acompañaba.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora