Capítulo XXXIV

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"Y cuando me besa sostiene mi cara con ambas manos como si fuera la Luna".

Ron Israel


Levana

Dejaré esto claro, no se si reírme por lo que Bruno acaba de decirme o sentirme preocupada por que sabe que le estoy ocultando algo.

-Espera, ¿qué?

-No lo niegues ya no más -camina de un lado a otro-, yo las escuché y es claro que piensas que me lo tomaré mal pero no lo haré, lo juro.

-Bruno no...

-Déjame terminar, que es muy rápido pero te prometo que no te dejaré sola y estaré contigo en cada paso sin importar nada -toma mis manos para besarlas- ¿Qué estoy diciendo? No estoy listo para ser padre, pero lo asumiré por que no hiciste esto sola.

-Bruno, cálmate mira...

-No joder -se altera-, no puedo calmarme. Esto es otro nivel, ¿cuánto tiempo tienes? ¿Tienes antojos? ¿Qué te dijo el médico? Habla por favor.

-Es lo que intento hacer pero no me dejas -esta vez no puedo contener mi risa- ¿te puedes calmar?

-Te pones peor que yo cuando estoy nerviosa -lo molesta su hermana que ríe al igual que yo al ver a su hermano así.

-¿De que se ríen?

-De lo que acabas de decir -fijo su mirada en mí-. No estoy embarazada.

-Pero y los mareos, te escuché vomitar el otro día, además comes cosas extrañas y además estaban hablando sobre ir a una doctora y que ya se iba a notar, ¿Qué esperaban que piense?

Su hermana y yo no podíamos parar de reír a tal punto que teníamos que sujetarnos la barriga por la palabras de su hermano.

-Ya fue suficiente las dos dejen de burlarse de mi -pide Bruno algo sonrojado-. No puedo creer esto, casi me da un infarto.

Se tira en el sofá poniendo la mano en su pecho como si su corazón amenazara con salirse de su pecho.

Pasado el momento de risa Briar me mira fijamente dándome a entender que esta fue una señal para que habla de una vez por todas con Bruno.

Con el dolor de la incertidumbre incrustada en mi pecho nuevamente asiento hacia ella.

-Bueno es mejor que yo me vaya, se me hace tarde y quedé con unas amigas -se excusa antes de besar mi mejilla y la de su hermano- Adiós tortolitos.

Me siento a su lado y lo tomo de la mano, él la aprieta y me acurruco a su lado.

-Tengo algo que decirte -rompo el silencio-. Pero tengo miedo que no me veas igual luego de que te lo diga.

Él se endereza a mi lado provocando que lo haga yo también y me mira algo extrañado.

-¿Por qué no te vería igual? -inquiere-. Después de lo que acaba de pasar no creo que pase.

-Es diferente.

-Estas asustándome, ¿estás enferma? -la preocupación tiñe su voz-. Vamos luna, habla que me pones más inquieto.

Y esto a mi me ponía aún más inquieta que a él, esto me estaba superando, las malditas ganas de llorar y la manera en la que mi garganta se cerraba como si se negaba a soltar palabra.

Era duro poder decirlo al fin en voz alta y además frente a la persona que no quiero perder y la que he ha vuelto tan indispensable para mi.

Siento que no podré cuando me mira con esos ojos color cielo que tanto adoro, pero que ahora mismos están algo turbios y es debido al miedo que los rodea por lo que sea que esta apunto de escuchar. En el fondo sabe que lo que diré no será algo lindo de escuchar pues su mirada en estos momentos es más que expresiva.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora