"No sabía que había cosas que sentía hasta que las escribí y me dolió leerlas".
Elena Poe
LevanaMi cuerpo se sentía demasiado pesado, casi me era imposible mantener mi cabeza erguida por el cansancio que tenía. Intenté enderezarse pero solo sentí mis manos apretadas a algo detrás de mí, hice lo mismo con mis pies pero también era imposible.
-Ni siquiera lo intentes -cada músculo de mi cuerpo se tenso ante su voz-. Hasta que al fin despiertas, zorra.
-¿Qué demonios me hiciste? -le pregunto aún con la cabeza gacha, mi cuerpo no responde-. ¡Habla maldito psicópata!
Fuerzo mi cuerpo a responder pero no hay nada de fuerza en mí.
-Yo no te hice nada, solo fui un buen samaritano al recogerte antes que golpearas tu cabeza en el piso -lo siento acercarse y tomar mi barbilla-. ¿Pensaste que era el marica de tu novio?
Intento soltarme de su agarre pero me sujeta más fuerte lastimándome, parpadeo con dificultad para poder verlo.
Nunca creí terminar de está situación, nunca imaginé que cosas como éstas podía llegarme a pasar.
-Él es mucho más hombre que tú, imbécil de mierda -me las arreglo para decir pero apenas sale como un susurro-. Mucho mejor de lo que tú nunca serás.
-No decías e cuando te clavaba mi polla, zorrita -se burla y me remuevo otra vez lejos de su toque-. Cuando me rogabas por más.
Mi estómago se revuelve y juro que me da tanto asco que podría terminar por vomitarlo.
-Por que no conocía nada mejor y ahora puedo darme cuenta lo deficiente que eras -ahora es mi turno de burlarme y eso me gana una cachetada que deja ardiendo mi mejilla-. Es la única manera que tienes de sentirte hombre, golpeando a una mujer que no puede defenderse.
Contrae su expresión preso de la rabia por mis palabras pero no me detengo.
-¿Quién es el marica ahora?
Otra bofetada que me llena de sangre la boca.
-No te hagas la mosca muerta se que estás con ese pobre infeliz por su dinero, te deslumbrante por su fortuna no me intentes engañar -toma un puñado de mi cabello obligándome a mirarlo nuevamente-. Admítelo Levana.
-Yo no soy como tú.
-Y es por eso que todo el mundo te pisoteaba -sisea cerca de mi rostro-, no tenías ninguna ambición, solo estabas tan asqueada de ti misma que aceptabas los desperdicios de afecto que la gente te daba.
Contengo las ganas de llorar, cada palabra corta profundo porque por más que duela sé en el fondo que tiene algo de razón, sin embargo no voy a quebrarse frente a este miserable.
-Deberías besarme los pies por como te ves ahora, por mí has conseguido lo que tienes ahora...
-¡Es por tu culpa que soy este desastre! -lo encaro-. Es por tu maldita culpa que yo arruine las cosas y a las personas que amo, me jodiste la vida maldita basura.
Le escupo la cara y de aleja de mí limpiándose el rostro.
Respiro con dificultad, cada grito roba un poco de mi aliento y mi cuerpo se siente aún más débil conforme pasa el tiempo.
-Yo te hice el favor, mírate ahora te ves como siempre quisiste -niego con mi cabeza-. Eres delgada y me lo debes a mí.
-No te debo nada, por fuera estaré delgada pero por dentro sigo siendo la misma gorda que se odia cada vez que se ve al espejo -le grito sacando todo lo que tengo dentro-. Jodiste tanto mi mente que todos los días me levanto pensando que no soy suficiente para nadie, me hiciste convertirme en algo que yo no era. Por eso te odio.
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¿Destinados? [Completa✓]
RomanceLevana, hermosa, inteligente y con muchas metas que cumplir. Pero como todos, tiene problemas, demonios y un padecimiento que amenaza con consumirla. Bruno, arrogante, egocéntrico y un tanto narcisista digno de ser el sucesor de una gran dinastía. P...