Capítulo XIX

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"Su mente devolverá exactamente lo que deposite en ella."

James Joyce


Levana

Hay situaciones en la vida que nos sobrepasan, hay momentos malos y recuerdos horribles que se acumulan en nuestra mente que llegan de una forma tan consecutiva qué no sabemos cómo acomodarlos hasta que el final explota.

Eso fue lo que pasó.

Llenaron tanto el vaso de los recuerdos de todo lo malo que había pasado algún tiempo atrás y simplemente rebosó.

Aquí sentada fuera de la dirección de la universidad me encontraba pensando en que sería de mí, ya que, hace un momento los directivos entraron en una reunión.

Una parte de mí sabe lo que va a pasar o al menos lo intuye, pues Tiffany es hija de uno de los mayores donadores este universidad así que ya sabrán el destino de los que no tenemos apellidos importantes, que simplemente no aportamos tanto para la comunidad educativa.

Lo que también sabía era que era mi culpa, fue mi culpa por reaccionar, fue mi culpa por golpearla, era culpa por descargar todo lo que llevaba en ella, pero la parte destructiva y oscura de mi decía que ella lo merecía, ella merecía lo que estaba pasando, ella merecía cada golpe que le di porque no debió abrir su boca empezar a despotricar cosas que no sabía si dolían, no sabía que podría causar en mí.

No permitieron que Olive se quedará a mi lado así que decidió esperarme afuera. Reitero, estaba aquí sentada sopesando todo lo que se me vendría encima hasta que la puerta de la dirección no se abrió y me sacó de mis oscuros pensamientos.

-Ya puede pasar srta. Mitchel -comunica la secretaria.

Recogí mi maleta y me dirigí a la oficina cuando entré cinco pares de ojos posaron su mirada en mí.

Dentro de la habitación estaba el Director, el Subdirector, el Decano, mi director de departamento y el idiota de Miles que fue quién presenció todo al final.

-Siéntese por favor ,señorita Mitchel -habla el Director-. Creo que es más que innecesario explicarle el por qué de su presencia aquí.

Claro que lo sabía, estos idiotas que pensaban que era retrasada o algo así. Sabía por qué estaba aquí, también estaba segura de las decisiones que tomarían luego de esa reunión y esto era solo una formalidad para decirme que tomara mis cosas y me largara de la universidad.

¿Saben qué? Siempre es así, siempre funciono así las malas noticias, no me hacen entrar en pánico, no me hacen gritar y menos llorar de miedo. Al instante me las tomo como si no importara, como si mi cerebro desconectara de repente la capacidad de sentir algún dolor o remordimiento cerca de eso simplemente era como si no estuviera pasando.

Pero cuando todas las aguas se calmaban llegaban a mí esos pensamientos otra vez, rondaba mi mente una y otra vez, creaba escenarios cada vez más oscuros para mí, cada vez más extremos. Entonces y solo entonces ahí me daba cuenta de las cosas que habían pasado, ahí era cuando mi cerebro decidía encenderse y comenzaba una tortura interna en mí.

-Sí señor -contesté sin ninguna expresión.

-Cómo sabrás el código estudiantil prohíbe peleas dentro de la institución, misma que se presenció entre tú y tu compañera. El día de hoy no es solamente una pequeña pelea fue una agresión de tu parte según los testigos.

Toma la palabra el director de departamento: -Hace unos momentos nos comunicamos con el hospital donde fue ingresada la señorita Williams, se nos informo que recibió una contusión, gracias a Dios, no muy grave tiene el tabique roto, una ceja partida y varios arañazos alrededor de su cuello.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora