Capítulo XXIX

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"Ella no era como todas las chicas, ella era feliz, a ratos, y a ratos también, con todo y su tristeza, era feliz."

Fabian Recendes


Levana

En el tiempo que me quedé con Sylvia me contó algunas cosas sobre Bruno.

Por ejemplo me dijo que nunca había traído a ninguna mujer aquí más que a su hermana y eso me hizo sonreír como una tonta. Le gustan muchos las golosinas ácidas en especial las gomitas, siempre tiene una reserva en la alacena.

Hace ejercicio casi todos los días, tiene un gimnasio personal en el lugar -cosa que no debería sorprenderme la verdad- se crió mayormente con su abuela por la ausencia de sus padres. No le gustan los mariscos y odia con su vida las fresas.

Dijo más pero me olvidé varios datos.

Ayudé en lo que pude en la cocina lo cual no fue mucho. Pero hice un esfuerzo.

-Ya está casi listo señorita puede ir a cambiarse tranquila -avisa.

-Ya te dije que me llames Levana -es la tercera vez que lo digo- no me gusta el señorita.

-Tratare señ... Levana -lo dice aún con duda.

Dejo el trapo que cargaba en la mano en el mesón y me voy al cuarto de Bruno para bañarme. Salgo de la cocina y me encuentro con él justamente entrando.

-Hola amor -me acerco a saludarlo.

-Hola luna.

-Justo iba a bañarme, Sylvia dijo que se haría cargo de lo que falta -pasa si brazo por mis hombros- ¿vendrán tu abuela y Briar?

-Si, estuvieron muy contentas con la invitación -llegamos a la habitación- ¿nos bañamos juntos?

-No lo sé -me lo pienso- mejor no, conociéndote como lo hago harás de esa ducha una eternidad.

-Pero bien que lo disfrutas.

-Yo no he dicho lo contrario.

Estamos en el baño y el se despoja de su ropa mostrándome su cuerpo, tiene unos pocos tatuajes algo pequeños.

-¿Cuando tengamos tiempo me dirás el significado de tus tatuajes? -toco uno por uno.

-Claro que si.

Suelto mi cabello algo esponjado por el calor de la cocina. Desencajo mi blusa de la pretina de mi falda y la saco lentamente. Lo pienso bien y es la primera vez que nos bañaremos juntos.

Él ya está terminando de sacar su ropa y me observa fijamente. Tiro la blusa al piso y quedo en sujetador cuando estoy a punto de bajar mi falda, la inseguridad me golpea. Y me detengo y el parece notar mi cambio.

-Habla conmigo.

-Yo... yo no... -se forma un nudo en mi garganta- me da vergüenza que me veas.

-¿Por qué? -pregunta en tanto se pega mi espalda tocando mi piel desnuda.

-Siento que un día ya no te parecerá atractiva y... -no puedo terminar y bajo la mirada a mis pies.

-Mírame -pide- luna, mírame.

Yo levanto mi vista pero ya mis ojos están llenos de lágrimas.

-No llores -limpia mis mejillas- preciosa eso no pasará, tu para mi eres más que un cuerpo o una cara bonita; para mi lo que menos importante es tu apariencia, la belleza con el tiempo se desvanece pero tu personalidad y tu forma de ser no, y eso es lo que me hace querer tenerte a mi lado para siempre.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora