¿Destinados? [Completa✓]

Capítulo XXXVII

"Amor es solo una palabras, hasta que llega alguien a darle sentido".

Paulo Coelho

Levana

Había sonreído todo el camino de regreso a casa por la historia de la señora Adeline, era tan hermosa que debería ser escrita y convertida en una novela.

Desvíe la mirada hasta mi novio que manejaba en completo silencio e imaginaba y esperaba que nuestra historia sea así de hermosa y que a pesar de todo seamos felices por un largo tiempo como sus abuelos.

Él había cambiado mi vida para mejor y quería tenerlo en ella por siempre, no podía imaginar como sería un futuro sin Bruno.

Si él me llegase a faltar o le llegara a pasar algo no se que sería de mí, no podía tan siquiera imaginar que él no esté porque eso me podía algo paranoica y no era bueno para mi recuperación.

—¿Qué te tiene tan pensativa luna? —pregunta Bruno al verme sumida en mis pensamientos.

—La historia de tus abuelos —contesto—, estaba soñando despierta con tener algo así contigo.

Llegamos a un semáforo en rojo y se gira hacia mí.

—Yo lo he soñado desde que aceptaste ser mi novia, tu eres el principio y el final de la historia de amo que no buscaba pero que encontré y no pienso perder —lleva mi mano hasta sus labios y deposita un beso—, te quiero demasiado para perderte luna.

—Yo también te quiero mucho Bruno.

La manera inexplicable en la que el sentimiento de plenitud cuando estoy con él me invade es increíble, desde mi última y desastrosa experiencia amorosa de hace algunos años me hizo convencerme que jamás conocería un amor tan puro y tan entregado como el que Bruno ha sabido darme.

El amor que indudablemente es correspondido en su totalidad, la necesidad de estar a su lado y cuando no estamos juntos pensar en él calienta mi corazón que creí muerto.

El sol se estaba poniendo cuando llegamos al departamento, la luz naranja se reflejaba en los grandes edificios de los alrededores.

Cuando íbamos subiendo el ascensor él dijo que tenía un regalo para mí; una vez dentro del departamento me obligó a cerrar mis ojos hasta que el me diera la señal para abrirlos.

La emoción y la incertidumbre me invadieron cuando se colocó detrás de mi y me cubrió los ojos con su mano, podría sentir con claridad su cálido cuerpo detrás del mío y ese delicioso perfume varonil que emanaba cuando estaba cerca de mí.

Avanzamos hasta lo que imagine era nuestra habitación, no estaba segura pero intuía que tenía algo que ver con los mensajes extraños del día anterior.

Nos quedamos parados por unos instantes y luego quitó su mano de mi rostro pero aún tenía mis ojos cerrados pues no me había dicho que los abriera aún.

—Abre los ojos, luna.

Lo hago lentamente hasta ver sobre la cama dos cajas una grande y otra un poco más pequeña; la curiosidad me hace animar rápido hasta ella y abrirla, me lleva algo de tiempo pues no es solo la caja y ya, no, dentro hay algunos papeles de la envoltura de estos y cuando llego al centro quedo maravillada en primera instancia.