Capítulo XLII (PARTE 2)

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"Nunca pude estar más de acuerdo con la vida como cuando te trajo a mí."

Edisson A. Cajilima Márquez.


Bruno

Bueno, rebobinemos un poco hasta hace dos días, tuve una conversación seriamente con mi hermana sobre lo que quería hacer y en el momento en el que me reuní con ella dijo que alguien un poco más experto en el tema de Levana sería Olive así que la llamo y tuvimos una reunión extraña telefónica entre los tres.

Ambas me aseguraron que esto le agradaría pero déjenme decirles algo, la cara de Levana no dice para nada felicidad, está aterrada hasta la mierda, y sinceramente quién no lo estaría dime: ¿Si tu novio se para frente a ti y te enseña una caja ¿qué es lo primero que vas a pensar? Exacto lo que ella está pensando justo ahora pero parece no procesarlo correctamente.

-¿Bruno que estas haciendo? -pregunta vacilante.

-No te alteres.

-¿Cómo me pides que no me alteres si pones una caja frente a mis ojos? -se altera- ¿Eres consciente de lo que estás haciendo?

Ok, esto no está yendo por buen camino.

-Escucha...

-No, escúchame tú a mí yo te amo, muchísimo y sé que me amas de la misma manera pero no creo que estemos listos para dar este paso es muy pronto.

-No saques conclusiones apresuradas -la callo antes que hable otra vez- ¿me permites abrir la caja?

La veo tomar respiraciones profundas antes de asentir.

Abro la diminuta caja mostrándole lo que hay dentro.

-¿Una llave?

-Si, iba a preguntarte si querías mudarte conmigo -rasco mi cabeza-, creo que no fue la mejor idea hacerlo de esta manera.

-Bruno... -susurra- ¿estás seguro?

No había notado las lágrimas acumuladas en sus preciosos ojos.

-Por supuesto que si -contesto convencido-. Mira, estos últimos meses han sido los más felices de mi vida al tenerte en ella y se que ya pasamos la mayoría de las noches juntos pero quiero hacerlo oficial, quiero que tengas tus cosas aquí junto a las mías. Quiero pelear por el turno de la ducha, aunque podemos mejor compartirla, escucharte roncar cada noche-bromeo-. Quiero que me regañes por no limpiar cuando intente hacerte el desayuno y fracase monumentalmente, hacerte un espacio en mi armario y cuando pensemos en volver aquí pensemos no en mí departamento sino en nuestro hogar.

La escucho sollozar mientras trata de detener las gotas saladas que recorren sus mejillas pero eso solo ocasiona que surjan más.

-¿Qué dices luna? -extiendo la cajita- ¿Quieres llamarlo nuestro hogar?

No obtengo respuesta verbal de su parte, ella solo se lanza hacia mi envolviéndome el cuello con sus brazos mientras sigue llorando.

-Si -dice contra mi piel-, si quiero que sea nuestro hogar.

Suelto el aire que no sabia que estaba reteniendo hasta ahora. La abrazo con más fuerza, sinceramente no sabia cual sería si respuesta ella suele ser impredecible y en ocasiones puede llegar a cerrarse tanto debido al estrés que tenía un ligero temor instalado en mi pecho de que su respuesta fuera negativa.

Sale de su escondite y sus manos van a mi cabello para enredarlos ahí mientras que las mías los sostienen su trasero para mantenerla pegada a mí.

-Te amo -me da un pico- mucho.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora