Capítulo XXXVIII

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"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene."

Jorge Luis Borges

Levana

Un cúmulo de sensaciones negativas se alojan en mi pecho cuando lo veo entrar junto a la chica te parece que los dientes se le van a caer de su boca debido a la gran sonrisa que trae al venir del brazo del que obviamente es el novio. Nunca imaginé que te toca las partes en la que podía encontrarme a ese hombre lo haría aquí y mucho menos el día de su boda.

Bruno que está mi lado se mantiene serio es obvio que ya sabe de quién se trata ya lo vio e imagino que él tampoco puede creer que Miles está aquí.

El destino tiende a ser muy tramposo y un bastardo cuando menos pensamos, no dejo preguntar que mal hemos hecho como para traernos directamente aquí donde se encuentre la persona que más me destruyó en la vida.

Rápidamente debido a los nervios mi mano se envuelve mi brazo de Bruno y lo aprieto con miedo, no solo por mí sino a su reacción ya que recuerdo que la última vez que ellos encontraron no fue nada agradable para ninguno.

-Es mejor que nos vayamos -musita muy cerca de mí-. Le avisaré a Ruben que tenga listo el auto.

No puedo hablar solamente asiento a sus palabras, sujeta mi espalda baja y me incita a caminar hacia la salida; ya no veo nada, no veo gente, no escucho el ruido de la música lo único que hago es caminar huyendo de él, de Miles.

-Bruno, ¿te vas tan temprano? -mi novio detiene su andar ante esa voz-. Pero si los novios recién hacen su aparición.

-Lo lamento mucho Friedrich pero mi novia no se siente bien.

-Oh, si es así no te preocupes -le da su mano-, espero que se sienta mejor señorita...

-Le...Levana Mitchel un gusto y lamento no poder quedarnos -me da una mirada comprensiva-, discúlpeme con su hija.

-¿Por qué habría de disculparse conmigo? -escucho esa voz chillona una vez más- Papá, mi mamá te está buscando por todas partes.

-Si, por supuesto ya voy con ella solo estaba despidiendo a Bruno y Levana que no se siente bien.

-Es una lástima, la fiesta recién comienza -dice ella con un claro tono irónico-. Si no te sientes bien, no te preocupes yo te disculpo.

Hasta ahora Miles se ha mantenido en silencio y lo único que hace es observarme con una estúpida sonrisa que tiende ser algo psicópata, aparto la mía y me enfoco en Bruno.

-Por cierto Bruno, la futura madre de tu hijo está por aquí -mueve su mirada por todo el lugar y al parecer la encuentra-. ¡Hey, Ada! Por aquí amiga.

¿Amiga?

Esto tiene que ser algún tipo de broma de muy mal gusto o definitivamente la maldita vida me odia, ahora se supone que estas dos son amigas.

-Hola -saluda la recién llegada-. Es un gusto verte Bruno.

-Buenas noches, es mejor que nos vayamos -él sujeta mi mano y tira de ella.

-No tienes consideración por mi que estoy gestando a tu hijo -se pone en el papel de víctima-, parece que huyes de mí.

-Ya nos íbamos antes de que llegaras así que, con permiso.

-Es por ella no es así -respiro profundo-, ahora ni siquiera vas a las citas como antes seguramente por que ella no te lo permite.

El respirar profundo no me está sirviendo para mucho que digamos, todo lo que sale de su boca es irritante para mis oídos y totalmente distorsionado a la realidad.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora