Capítulo XXXV

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"La envidia es el arte de valorar más los logros de los demás que los tuyos propios".

Harold Coffin


Levana

-¿Te gusta?

-Si -contesta con voz ronca-. Mueve tus manos un poco más fuerte.

-¿Así? -acato su petición.

-Así esta perfecto no dejes de moverlas -se le escapa un gruñido de satisfacción-. Eres maravillosa con las manos.

-Eso me han dicho.

Masajeaba sus hombros que estaban tensos con todo el trabajo que había tenido en la oficina, hoy había trabajado hasta tarde a pesar de ser fin de semana pero así era él, se había quedado hasta tarde supervisando que todo se cumpliera al pie de la letra.

Ya habían pasado dos y medio meses, en los cuales ya me había mudado con mis padres la verdad es que no quería ceder a eso pero me hicieron ver que no era ninguna carga para ellos sin embargo ya había decidido conseguir un empleo aquí, no podía estar de holgazana todo el día.

Luego del primer mes de mi tratamiento tuve el valor de contarles a todos mi problemas, hubieron muchas lágrimas y regaños por parte de mi amiga la cual ya había amenazado con quitarme los ojos por dejarla y mudarme a Alemania pero terminó comprendiendo que lo hacía por mi salud y se alegró de que hiciera algo al respecto.

Por otro lado mis padres estaban muy tristes más no decepcionados, se echaron la culpa y se reclamaban todo el tiempo no poner atención y darse cuenta antes.

Les dije que no era su culpa que no quería que se sintieran mal por algo que puse mucho empeño en ocultar, ellos me han apoyado mucho al igual que Bruno; me ayudaron en las recaídas que tuve por que no crean que es solo decirlo y ya se va a ir.

He tenido varias desde ese entonces, era optimista al principio pero no se detuvieron así que la psicóloga me recomendó tomar antidepresivos para poder controlar los síntomas de la bulimia. Por que hubo un tiempo en el que no quería levantarme de la cama y me la pasaba llorando.

Comer era una tortura pero siempre tenía a alguno de ellos presente para disminuir el riesgo de hacerlo.

Mi cuñada también había sido parte importante del proceso, era encomendada a ella como una pequeña por su controlador hermano cuando él no podía estar aquí. Nos habíamos vuelto cercanas, también nos habíamos vuelto bastante unidas para molestar a Bruno.

-¿En que piensas? -sin darme cuenta había pausado el movimiento de mis manos-. Parece que estás en otro plano.

-Solo pensaba en lo que ha pasado estos meses -beso su cabeza-. Y en lo que he avanzado gracias a todos ustedes.

-Sabes que lo hacemos por que te queremos -lo abrazo desde atrás pasando mi brazos por sus hombros-, y queremos verte bien.

-Lo sé, ahora vamos la tina ya debe estar llena.

Me había avisado que llegaría tarde por lo que deduje que había sido un día ajetreado así que le preparé un baño para que se relajará un poco.

Conocía muy bien el departamento para este punto, pues los fines de semana los pasaba con él y eso era simplemente maravilloso.

Se quitó la ropa y la dejo a aún lado, la vista que me daba de su trasero era increíble.

-Ojos arriba señorita -me molesta- ¿no quieres compartir la tina conmigo?

-Eso me encantaría sr. Götz pero es solo para usted así que será mejor que se meta ya -sentencié.

Agitando su cabeza mientras sonríe se adentra en ella y yo me siento en el borde, cierra los ojos y acomoda su cabeza en mis piernas y reparto caricias en su cabello.

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora