Capítulo XXIV

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"Tengo silencios enterrados tan profundamente que florecen cuando lloro."

Ron Israel


Bruno

Las acciones que cometemos siempre tiene repercusiones más adelante, siempre llega el karma a cobrarnos las idioteces que hacemos así tratemos de huir de ellas pero por más que te escondas va alcanzarte tarde o temprano.

Lo que escuché me había dejado totalmente pasmado; no era la noticia en sí, era la persona que escucho la noticia al otro lado del teléfono. Cuando quise hablar ella ya había colgado, me maldije una y otra vez. No pensaba más en que lo había escuchado todo y en estos momentos estaría odiándome y tal vez no querría volver a saber de mi, Levana tiene un carácter algo difícil y no seria raro que si insistía me mandaría a la mierda apenas suelte una palabra.

-No piensas decir nada -la voz de aquella mujer me trae de vuelta- tenías que saberlo.

-¿Y por que yo tendría que saberlo? -cuestiono- no quiero faltarte el respeto, pero ese hijo no es mío.

-No he estado con nadie más que contigo -se defiende ante mi acusación- no soy una cualquiera.

-En ningún momento he mencionado que lo seas, pero si hay algo en lo que soy minuciosamente cuidadoso es en el sexo y siempre uso preservativo -mi cara no expresa nada más que frialdad- solo he hecho una excepción y lamento decirte que esa no fuiste tú.

-A veces hay fallas, condones rotos -trata de explicar- y esta es una de esas veces, por lo tanto tienes que hacerte cargo.

-Tu no vas a imponerme nada -siseo- por que estoy seguro que no es mío, y más te vale que desistas y busques al verdadero padre y se haga cargo.

-No puedes hacerme esto -comienza llorar.

-Puedes llorar lo que quieras pero eso no cambiará lo que pienso, si me disculpas tengo un asunto que si me importa por arreglar. -me doy la vuelta y camino hacia mi carro.

-No será lo último que sepas de mi -grita antes de que suba y no escuche lo que dice después.

Su amenaza me tenía completamente sin cuidado ahora debo hacer algo con respecto a mi novia si es que aún lo es; insisto una y otra vez a su numero pero no contesta entra a buzón de inmediato.

-¡Maldición! -el volante acapara mi rabia.

El enojo crece en cantidades exorbitantes ¿como me puede pasa esto? y en el peor momento cuando ella no se sentía bien. Ni siquiera puedo irme, siendo así ya hubiera partido hacia allá y estaríamos aclarando toda esta situación.

Pero necesito pensar todo con la cabeza fría y superar todas las posibilidades y todos los miedos que me recorren en este momento.

Ya de regreso en el departamento me encuentro con mi hermana en la entrada.

-¿Por qué traes esa cara?

-Por que todo se ha ido a la mierda -suelto con pesar.

Frunce el ceño ante mi declaración.

-Vamos adentro y me explicas todo -se aparta para que pueda abrir la puerta.

Briar en enciende la chimenea, mientras yo me sirvo un whisky que paso de golpe sintiendo el ardor en mi garganta, enseguida me sirvo otro y me tiro al sofá, tomo un trago y echo la cabeza hacia atrás y miro al techo pensando en todo lo que debe estar pasando por la mente de mi luna.

-Ahora si suéltalo todo -mi hermana se tira a mi lado.

-Estaba hablando con Levana por teléfono de pronto una mujer se atravesó y me bajé para reclamarle y lo que me dijo aún da vueltas en mi cabeza -me quita el vaso para darle un trago- dijo que estaba embarazada y que ese niño es mío y lo peor es que...

¿Destinados? [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora