Adiós, Stark

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Sabía que este día llegaría, pero no creía que fuera tan pronto. ¿Cómo pude perderlo? ¿Cómo pude dejar que lo hiciera? ¿Por qué no pude detenerlo? Estas preguntas sin respuesta son las que llevan horas rondando por mi mente.

Algunos fueron al hospital a ser atendidos, y otros nos fuimos a un motel en las afueras. Peter y yo compartimos habitación y, porqué no decirlo, también cama. Se ofreció a hacerme compañía, aunque él estaba igual de mal que yo. Ambos perdimos una figura paterna. Siempre supe que mi padre quiso a Peter como si fuera su hijo.

Nada más llegar a la habitación me tumbé. Peter fue al baño a lavarse la cara y después examinó la habitación.

-¿Tienes frío?

-Un poco -respondo.

Del armario saca una manta y me la echa por encima. Después se acuesta a mi lado, también tapado, y me abraza por la espalda.

Sabía de sobra que ninguno de los dos íbamos a dormir bien esa noche. Por muy cansados que estuviéramos, no conseguimos coinciliar el sueño.

-¿Necesitas algo? ¿Comida? ¿Agua?

-No dejes de abrazarme.

Tenía la mente nublada. Solo sentía el calor de su cuerpo pegado al mío, su mano sobre mi vientre y su respiración que se aceleraba a veces. De vez en cuando, la imagen de mi padre o algún recuerdo venían a mi cabeza, y una lagrima resbalaba hasta acabar en la almohada.

>>Peter -me giré hacia él. Se nota que está aguantándose las lágrimas porque tiene los ojos rojos de forzarlos-, puedes llorar.

-Prefiero no hacerlo.

-Podemos... em... hablar si quieres o... no sé.

Se enderezó un poco hasta quedar su cara sobre la mía y me besó. Un largo apretón de labios en los que sentí que por sus mejillas caían lágrimas. Mis ojos tampoco se pudieron contener. Después me abrazó y se desahogó en mi cuello.

-Lo siento -se disculpó al separarse. Se sentó al borde de la cama.

-Escúchame -me siento-, no quiero que te disculpes. Antes estábamos solos, aunque teníamos algún apoyo; ahora somos nosotros dos y nadie más. Somos el único apoyo que tenemos.

-Tengo miedo de perderte -se seca la cara-. Contigo siempre tuve miedo de cagarla, ser mal novio... siempre estuve preocupado de que te enamorases de otro. Cuando me fui, solo tenía esos pensamientos. El señor Stark -sonríe brevemente- me quitaba esos miedos. Decía que te conocía de sobra. Nunca se equivocó.

Lo único que hice fue abrazarle. Estaba tenso, tenía los músculos rígidos

-Necesitamos descansar. Me dieron pastillas para que durmiera esta noche. Podríamos tomarlas.

-Vale.

Partimos una pastilla a la mitad y dormimos como troncos hasta el día siguiente.

Y el puto día siguiente fue el día del entierro. Como hija de Stark, debía dar un discurso. Ni a él ni a mi nos gustaban las cursiladas, ni explayarnos, así que fui directa al grano.

-Sinceramente, estoy hecha una puta mierda, pero me reconforta saber que vivió la vida como quiso, que fue feliz, y que murió como él quería: como un héroe. Me jode no haber pasado más ratos con él, aunque no dependía de mi. Pero sus últimas palabras las oí yo, soy feliz recordando lo que dijo, y me las llevaré a la tumba.

Y también fue el día en que conocí a mi hermana.

-¿Eres Morgan?

-Sí.

-¿Sabes quien soy?

-Mi hermana. ¿Te gusta el helado?

-Sí. ¿Y a ti las hamburguesas?

-Síii.

-Entonces le diremos al tío Happy que nos compre unas.

Y después de todo el luto, me acerqué a Peter, que en ningún momento vino junto a mi.

-¿Cómo lo llevas? -pregunto al ponerme a su lado.

-Es difícil -responde dando un paso atrás.

-¿Ocurre algo?

-Solo... puedo darte las gracias por no haberme olvidado.

-¿De qué hablas?

-He estado pensando. Has... perdido cinco años de tu vida. Podrías haber conocido a alguien, formar una familia, estudiar algo que realmente querías... y por mi culpa volviste a tener quince años.

-¿Tu culpa? ¿No te das cuenta de que te quiero? No quiero enamorarme de alguien que no seas tú. Eso sería imposible.

-Pero yo si quiero que lo hagas. Quiero que vivas tu vida. Por mi culpa te detuviste. Ahora que tienes otra oportunidad, aprovéchala.

-Quiero creer que lo que oigo es el efecto de las pastillas o del vodka que bebí antes.

-Te dejo.

VAYA DÍA DE PUTA MIERDA. ENTIERRO A MI PADRE, EL AMOR DE MI VIDA ME DEJA Y TENGO QUE VOLVER AL INSTITUTO. QUIERO MORIR.

-¡VETE A LA MIERDA, PARKER!

Grité, supongo que bastante alto porque los murmullos de fondo cesaron al instante, y entré en la casa de madera del bosque. No veía bien por donde iba, y choqué con alguien que me impidió el paso.

-Ya está -me abrazó. Era Happy.

-Me ha dejado -lloré en su hombro.

-No deja de ser un niño de quince años que cree que hace lo correcto. Déjale tiempo. Ya verás como se arrepiente.

-Le odio -lloré aún más por decir esas palabras que ni yo misma me creía. Pero realmente es un cerdo. ¿No podía esperar otro momento?-. Jugó conmigo, Happy.

-Hazme caso -acaricia mi pelo.

Los días que me esperan serán duros, y yo tendré que ser más dura. Tendré que ejercer de hermana mayor, tendré que apoyar a Pepper, y tendré que tener una actitud severa con Peter. No sé si será lo correcto o no, pero no me queda otra opción.

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 ______ Stark (Peter Parker y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora