XIII. La vida es un riesgo.

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—No.

—Te presto mi coche.

—No.

—Te pago.

—No.

—Les invito una cena en el restaurante más caro de la ciudad.

—No.

—Te llevo a una peda.

—Puedo ir sola —Sha Hualing se cansó de escuchar los pedidos de Pei Ming— ¿Qué quieres, que te humillas así?

Pei Ming frunció las cejas.

—No me estoy humillando —la castaña alzó las cejas, viendo como el chico estaba arrodillado frente a ella.

—No es por ti —aclaró— se me cayó el lápiz debajo de tu silla hace como 20 minutos, pero como YingYing me volvió a pintar las uñas temo que si me muevo lo arruinaré.

—¿YingYing te pintó las uñas? —entrecerró los ojos y Pei Ming alzó su mano orgulloso, presumiendo del color negro en ellas, solo la de enmedio estaba pintada en rojo.

—¿No me dan un aire de rockero? —preguntó sonriendo.— Es la tercera vez que lo pinta, cada que me muevo termino arruinando la pintura fresca por alguna razón. Si me levanto quizá YingYing tenga que empezar de nuevo.

Sha Hualing cerró la boca, viendo a Pei Ming de manera extraña.

—¿Me ayudarás o qué? —la chica suspiró al escucharlo de nuevo.

—Contexto.

—Necesito que te comportes como la novia perfecta y vayas a una cita doble con HuaLian. —se llevó una mano al pecho y puso una expresión lastimera— Iría yo pero tengo demasiadas amenazas de muerte sobre mi cabeza.

Sha Hualing se acomodo la muñequera, mirando a Pei Ming como si quisiera ver que estaba mal en su cabeza.

—Está bien —aceptó finalmente— pero me pagarás.

—Perfecto —chocó su puño y palma, con emoción— ahora solo falta invitar al HuaLian.

—Se te corrió la pintura —señaló la castaña, Pei Ming vió con horror como su piel quedaba manchada de negro y la uña tenía un rayón donde faltaba pintura— ¿Cómo vas a convencer a Xie Lian y Hua Cheng si no puedes acercarte a menos que quieras una patada en la cola?

Pei Ming, deprimido, se levantó y corrió una silla para sentarse junto a ella, las demás chicas del club estaban en lo suyo así que no le preocupó hablar de eso ahí.

—No tengo ni idea. —admitió.

Sha Hualing hizo una mueca, sacó una paleta del bolsillo de su pantalón rasgado y la empezó a comer.

—Yo tengo una idea —lo miró con pesar— pero tú le tienes que decir a Mingyan lo de la cita, yo no puedo mentirle.

Chale, ni aguantan nada.

—Trato hecho, pero debemos conseguir que HuaLian vaya a una cita a la feria.

—Si, si —se levantó de la silla y tomó su mochila— vámonos. —tiro sobre Pei Ming su chaqueta roja, dejándolo aturdido un momento.

—¿A dónde? —pregunto, tomando sus cosas y siguiéndola. Sha Hualing le hizo una seña que esperara y se acercó a las chicas que se agazapaban para ver una serie.

—Qingxuan y Mingyan no tardan en llegar, diganles que me tuve que ir.

—¡Si Hualing jiejie!

Sorry, I'm Hualianromantic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora