XIV. No son novios son...

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Xie Lian sonrió, un rubor cubría sus mejillas mientras Hua Cheng le ponía la corona de flores en la cabeza.

—Voy a vomitar —Sha Hualing fingió arcadas por quinta vez en esa hora.

—Tú no sabes de romance —se quejó Pei Ming, por quinta vez.

Así está el asunto, persiguieron al HuaLian mientras caminaban como pareja victoriana del siglo XVIII, incluso llevaban la sombrilla, que siempre se ladeaba para evitar el sol contra Xie Lian.

En conclusión: Lindos.

La parejita de no-novios había caminado durante largos veinte minutos y luego, de la nada, tomaron un desvío hacía un camino inexistente en el bosque.

¿Quién va a un bosque de verdad en estos días? ¡Si está el parquecito con su fuente!

Pei Ming y Sha Hualing habían tenido que estacionarse en medio de la nada y luego seguirlos tratando de no hacer ruido.

Para al final terminar llegando al lago público el cual tenía un estacionamiento del lado contrario.

Dejando de lado el coraje, el HuaLian no se detuvo ahí hasta que consiguió un espacio de esos que aparecían en Pinterest y parecen editados.

El lago estaba casi vacío, solo un "guardia" se mecía en su cabina, pero no parecía muy consciente.

Después de llegar, acomodaron su picnic, hasta con la manta de cuadros rojos y blancos, e iniciaron a comer los postres que desde lejos se veía, Xie Lian no había cocinado. Hua Cheng se puso a recoger flores mientras Xie Lian acomodaba la comida y le armó una corona de flores.

¿no hay nada que este hombre haga mal?

Y básicamente derrochaban miel, como la pareja no oficial que eran.

Hubo un momento específico que hizo fanboyear a Pei Ming, Hua Cheng estaba comiendo de las fresas sumergidas en chocolate, un poco de chocolate se quedó en la esquina de su boca y Xie Lian pasó su pulgar para limpiarlo, sin pensarlo se llevó el mismo pulgar a la boca, con un aire distraído sacó un poco la lengua para lamer el dulce.

Le estaba coqueteando.

Pei Ming no tenía pruebas, pero tampoco dudas.

—Gege, ¿Te irás de la ciudad algún día? —preguntó Hua Cheng, después de que comieran, recostado contra el regazo de Xie Lian y dejando que este hiciera pequeñas trenzas en su cabello.

XIe Lian pareció sorprenderse por la pregunta y dejó el cabello de su San Lang para verlo.

—Aquí está mi familia,—pasó la yema de los dedos sobre la mejilla de Hua Cheng, con delicadeza— y aquí está mi San Lang, no puedo dejarlo.

Hua Cheng miró embelesado a Xie Lian.

—No puede ser... —Hualing murmuró de nuevo, Pei Ming comprendió el sentimiento.

—Ya sé, pero cállate que nos van a escuchar.

—¡Estamos en un pinche árbol! —susurró enojada.

Pei ming ignoró a la chica furiosa y trató de ver mejor al HuaLian, una ardilla le lanzó una bellota y él la ahuyentó, tratando de no caerse del árbol.

HuaLian, frente a ellos, siguió en lo suyo inconscientes de ser espiados.

—Gege, ¿nos vamos?

—¿Umh? ¿A dónde me quieres llevar?

—Quiero darte el mundo, pero aún no soy capaz —respiro profundamente— así que permíteme mostrarte lo que algún día será tuyo, —pusó su mejilla contra la mano de Xie Lian,

—A-Cheng —Xie Lian lo llamó por su nombre de pronto, tomándolo desprevenido— no tienes que darme el mundo, contigo es suficiente.

Pei Ming casi se cayó del árbol queriendo gritar como loca en concierto de su artista favorito, Sha Hualing lo miró raro por eso, pero ella siempre lo miraba como si fuera un fenómeno.

No creo que sea bi, no sabe apreciar mi belleza.

—Es tu regalo de cumpleaños, gege, porfavor —pidió, acercandose a Xie Lian para esconderse en su cuello. 

Xie Lian rió cuando Hua Cheng le hizo cosquillas en el costado y asintió. 

—¡Está bien! ¡Está bien! —lo alejo soltando un par de risas— ¿Está muy lejos? 

—Es una sorpresa. — dijo, aclarando que ya no daría más pistas, Xie Lian soltó un bufido divertido. Hua CHeng se levantó y le ofreció la mano para ayudarlo a pararse, Xie Lian la tomo con confianza, incluso dejando que Hua Cheng lo tomara de la cintura mientras recogían sus cosas, con la excusa de que Xie Lian podía tropezar con alguna rama o piedra. 

¡Excusas!

—Ya se van —observó, viendo como iban hasta el otro lado del lago, caminando juntos. Hualing rodó los ojos ante la obviedad del comentario.

—Puedo verlo.

—No los pierdas de vista —se bajó del árbol con cuidado, pasito a pasito.

Por hoy, ya hice el ejercicio del mes.

Hualing apareció detrás de él, con un brinco y Pei Ming la vió con enojo, recordando que ella había entrado a la casa de Hua Cheng en la que solo había un piso, como él que había tenido que subir hasta el segundo piso.

—Oye, creo que ya los perdiste —Hualing señaló hacia la entrada del lago, que solo eran dos postes de madera sosteniendo un cartel, el HuaLian había tomado unas bicicletas de vete-tu-a-saber-donde. y se fue.

—Mierda —tomó la mano de la chica y la arrastró hasta el auto— ¡corre!

Corrieron hasta el auto y Pei Ming aceleró a fondo cuando por fin pudo encenderlo.

Dieron muchas vueltas, pero ya no pudieron encontrarlos, Pei Ming quería llorar de frustración y Sha Hualing le dio palmaditas en la espalda para calmarlo. 


Sorry, I'm Hualianromantic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora