XII. Y si fallas, culpa al Patriarca.

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¿Quién decide, lo que en este mundo es...la maldad y la bondad? Se escucha unaaaa melodíaaaaa

Pei Ming cantó con entusiasmo mientras se bañaba, el teatro le duró poco pues su teléfono sonó, cortando la conexión con la bocina.

—¡Ya no dejan llorar a gusto! —gritó.

—¿ESTÁS LLORANDO? JAJAJJAJAA —Pei Su se burló desde afuera.

Pei Ming se echó agua en la cara, el jabón le cubría casi todo y por eso le ardían los ojos. No porque acabara de pasar un arco lleno de depresión.

Él no lloraba por las novelas, eso era cosa de mujeres.

Pero ¿Por qué? ¿Por qué escribir sufrimiento? ¡Él pensaba que los libros para chicas estaban repletos de miel y romance rosa! En cambio eran como un anecdotario de guerras.

Quizá empezaba a arrepentirse de entrar al mundo del danmei.

Ah, ¿verdad que te engañé? Sin estabilidad emocional pero con un chingo de citas, claro que sí.

Se miró frente al espejo, pasando la mano para quitar el vapor caliente.

—Eres grande —se dijo— y muy guapo, te irá bien. —Guiñó un ojo al espejo.

Se puso la ropa que había elegido y dio una vuelta frente al espejo, oh sí, se veía genial.

—¡Estás coqueteando con el espejo otra vez! —el grito de su hermano lo distrajo, miró la puerta que estaba siendo cruelmente violentada. La abrió dejando ver a Pei Su del otro lado, su hermano que apenas hace unos minutos se burlaba de él, ahora estaba fúrico.

Es bipolar el niño, eh.

—¿Aún no estás listo? Vamos a llegar tarde. —Pei Su lo arrastró fuera del baño con toda la fuerza que pudo juntar y el mayor se dejó hacer.

—Si dejarás de coquetearte y acaparar el baño podría apresurarme —se quejó.

—La belleza necesita su tiempo, pequeño Pei, es lo que atrae a las chicas —lo miro preparar el cepillo para lavarse los dientes y trato de no reír— quizá podrías tomar mis consejos y así conquistar a la joven BanYue.

Pei Su pateó la puerta, cerrándola sobre su cara.

Se está volviendo salvaje.

—Ni porque te conseguí una cita con mi futura cuñada me tratas bonito —murmuró, puso la toalla sobre sus hombros y agarró su celular de paso, revisando los mensajes que tenía.

Ignoró los del grupo de sus amigos, los de la escuela y solo abrió los del chat que tenía con las chicas.

Habían mandado varias fotos del HuaLian de ese mismo día.

Esto es acoso.

Abrió la primera foto, Xie Lian estaba recostado contra el hombro de Hua Cheng, medio dormido, por el fondo Pei Ming diría que estaban en la entrada de la escuela, quien la tomó hizo un enfoque especial en sus manos tomadas.

La siguiente foto mostraba a un Xie Lian buscando algo en sus bolsillos, sin contexto, Pei Ming movió a la siguiente, la foto era del mismo lugar pero ahora Hua Cheng estaba frente a Xie Lian ofreciéndole su cartera.

Otra de las fotos, era en el comedor, Xie Lian le estaba dando comida de su plato a Hua Cheng que tenía un puchero en los labios mientras veía lo que hacía su gege.

La última, y la favorita de Pei Ming, era de ambos sentados frente a frente en una mesa de la biblioteca, los cuadernos estaban abiertos sobre la superficie de madera, Xie Lian tomaba la mano de Hua Cheng para guiarlo, parecía muy concentrado, a diferencia de su San Lang que tenía los ojos en él, una sonrisa traviesa en sus labios.

Sorry, I'm Hualianromantic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora