XXXI. Pei cita

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El policía miró a Pei Ming como si le leyera el alma, el sonido emitido por el aire acondicionado fue lo único que escuchaba en esa habitación. El policía, un hombre de unos treintas alzó su taza de café para llevársela a la boca, dejando ver la portada del libro que usaba como soporte.

La portada familiar de un libro danmei entró en el campo de visión de Pei Ming y ante este asombroso descubrimiento no pudo evitar querer preguntar, como presintiendo que haría una estupidez, Shi Wudu le apretó la muñeca, pero fue muy tarde porque las palabras ya estaban saliendo de su boca.

—¿Es Lectura Silenciosa de Priest? —el policía escupió su café.

Horas antes.

—Dianxia llévame yaaaaa —alzó las manos en busca de una iluminación.

Llevaba 3 días haciendo exámenes, pasó más o menos con las respuestas que recordaba de las fotos compradas a Hua Cheng y a las que no solo les puso D, de Dianxia.

Estaba harto de todo, más cuando habían suspendido las actividades de los clubs por los exámenes y tampoco había podido seguir leyendo 2ha.

—Ese fue el último —Ling Wen lo trató de calmar pero Pei Ming solo le lanzó una mirada triste. ¡Esta mujer lo había arrastrado a estudiar todas las tardes!

Que suplicio.

¿A qué edad me muero y tranmigro a una novela donde mi única preocupación sea abrazar los muslos del protagonista?

—Pei Ming —Wudu lo llamó, aprovechando el momento Pei Ming aprovechó para poner su barbilla sobre el hombro de Shi Wudu, sus se achicaron y una sonrisa coqueta nació en su rostro, Ling Wen miró disimuladamente.

—¿Sí mi amor? —preguntó, pasando ambos brazos flojos por la cintura de Wudu, sin ejercer presión sobre él. El serio chico miró de manera inexpresiva estos tentáculos que parecían querer tocarlo a cada momento y decidió que aún no era tarde para arrepentirse de lo que iba a hacer.

Pero él era Shi Wudu y ya había tomado una decisión, no se echaría para atrás incluso cuando llegaran las consecuencias.

—Tenemos una cita hoy —Pei Ming que no captaba rápido parpadeó.

—¿Con quién? —Ling Wen se golpeó la frente al escuchar a su amigo.

Wudu le lanzó una mirada de "¿Enserio?" que puso a las cansadas neuronas de Pei Ming a trabajar.

—¡Espera! ¡¿Tú y yo?!

Wudu se arrepintió profundamente de sus decisiones.

Pei Ming no cabía en su alegría y olvidando por completo que estaban en la escuela, tomó a Wudu de la mano y corrió en dirección del estacionamiento.

—¡Tendrás la primera mejor cita de tu vida! —gritó, tropezando y esquivando a uno que otro estudiante mientras salía.

—¡¿Por qué crees que es mi primera cita?! —El tono indignado hizo reír a Pei Ming, se detuvo abruptamente y tomó las manos de Wudu entre las suyas.

—Es tu primera cita conmigo y no será la última —le guiñó un ojo cómplice y no soltó sus manos. Wudu frunció los labios y Pei Ming puso su mano, besándolo sobre esta, al ver el ridículo gesto lo miró inquisitivo lo que hizo a Pei Ming sonreír aún más— Nuestro segundo primer beso debe ser único, no aquí frente a todos.

Lo último lo dijo un poco más alto y la bolita de personas que se empezaba a reunir se deshizo igual de rápido.

Pei Ming llevó a Shi Wudu hasta el auto.

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