Extra: Dulce de Miel (BEEFLEAF)

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He Xuan tenía dolor de estómago.

Un sabor asqueroso persistía en su boca.

¡No vuelvo a comer!

Cruzó los brazos como el niño pequeño que era, a sus cinco años, He Xuan acaba de descubrir lo que era vomitar. Y lo odiaba.

Había comenzado en la mañana, pero su madre había insistido en llevarlo a la escuela y ahora estaba ahí, evitando comer todo lo que le ofrecían mientras ponía una mano sobre su panza como si eso fuera a quitar el dolor., recordó las palabras mágicas de sus padres y cerró los ojos mientras repetía en su mente Sana sana, colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana.

Lo intentó varias veces pero el dolor no se quitó, limpiándose los labios con frustración observó los niños a su alrededor que pasaron corriendo mientras jugaban, una maestra del jardín de niños se mantenía cerca de los juegos para vigilar a los más pequeños, pero He Xuan no tenía ganas de ir hacia allá, así que dio pasos cortos con sus pequeñas piernas, buscaría un lugar alejado y esperaría.

El plan se vió interrumpido cuando un niño un poco más alto se acercó hasta él, buscando una pelota que rodó hacia He Xuan, el niño parecía esperar que He Xuan lo golpeara la pelota hasta él pero lo ignoró y siguió su camino.

—¡Oye! ¡Patea la pelota! —habló, con una voz tan irritante que el dolor en el estómago de He Xuan aumentó.

Siguió su camino tratando de llegar hasta la caja de arena donde quizá podría esconderse hasta que sus padres lo fueran a buscar pero el niño olvidó la pelota y fue detrás de él.

—¿Te sientes mal? ¿Por eso no quieres jugar a la pelota? ¿Cómo te llamas? yo me llamo...—juntó sus cejas castañas mientras pensaba—Q, i, n, x, u, e, n —trató de deletrear, He Xuan caminó más rápido— ¡Qingxuan! Así se dice.

Sonrió, mostrando todos sus dientes, uno de ellos se había caído dejando una pequeña abertura por la cual el niño no dejaba de pasar la lengua mientras hablaba.

—Yo tengo una cura mágica —el niño metió la mano en una bolsita que llevaba y sacó un pequeño dulce del color de la miel, He Xuan se detuvo ante la vista del caramelo.

¡Se le antojaba mucho! Pero tampoco quería vomitar.

—Es muy bueno, toma —el niño sonrió aún más al ver que He Xuan se detuvo y agarró su mano para darle el dulce.— Yo siempre llevo conmigo porque me duele mi pancita.

Una maestra los interrumpió y se acercó a ellos llamando a Qingxuan.

—Pequeño Shi, ¿dónde te habías metido? —He Xuan ocultó el dulce en su mano y se quedó mirando como la maestra tomaba las manos del niño entre las suyas— ¿Has hecho un nuevo amigo?

Qingxuan asintió varias veces.

—¡Perdí la pelota! —A pesar de que sus palabras bien podrían ser una tragedia, la sonrisa no decayó, con la mano se despidió de He Xuan y empezó a relatarle a la mujer todo lo que había hecho para perder la pelota.

He Xuan se llevó el dulce a la boca, el sabor de la miel inundó su boca y se olvidó por completo del dolor.

Después de ese día, He Xuan olvidó por completo al niño pero siempre llevaba consigo caramelos sabor miel.

No fue hasta varios años después, que lo volvió a encontrar. Y todo fue culpa de Hua Cheng.

Hua Cheng estaba enamorado de su vecino, Xie Lian, tanto él como Yinyu lo sabían e incluso lo conocían. Xie Lian les decía que parecían un grupo de hermanos y adquirió la estupidez de llamar "San Lang" a Hua Cheng por ser el tercero.

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