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Iván.

Tenía a Caliope para mí y solo para mí, me acerque a ella y la bese fogosamente, ella subió sus manos a mi cuello tratando de intensificar el beso, mi mano recorría su muslo desnudo, se veia de puta madre con ese vestido negro, es una lástima que tenga que quitárselo.

-Aqui y ahora eres completamente mía- dije volteandola, haciendo que su espalda chocara en mi pecho y su trasero se pegará a mí, está mujer va a matarme.

-Siempre e sido tuya Archi- dijo frotándose en mí, sí, si va a matarme.

Mi mano seguía frotando su muslo, hasta que me adentre lento debajo de su vestido, estaba ¿Nervioso? De que ella reaccionará mal a mi tacto. Al mirar que sus piernas se abrían poco a poco para mí, no pude evitar soltar una risita.

Mi mano derecha ahora jugaba con el elástico de su ropa interior, mientras que mi mano izquierda, se posaba en su cuello.

-¡Dios Archivaldo!- dijo en gemido cuando metí mi mano comenzando a sobarla por debajo de su lencería.

-Shh, no hagas ruido princesa- dije haciéndolo cada vez más rápido, mientras ella echaba su cabeza para atrás.

Ella volteo a mirarme a los ojos y solo asintió.

Caliope.

Iván respiraba cada vez más pesado, escuchaba sus suspiros y el como su mano me ahorcaba levemente me estaba matando.

-¡Santa verga!- dijo cuando metió dos dedos en mi.

-Muy católica me saliste- dijo mientras soltaba una risita.

Sus movimientos cada vez eran más rápidos, estaba en la gloria, su respiración en mi cuello hacia que toda mi piel se erizará.

-Te necesito- dije con la voz entrecortada.

-Yo te necesito a ti reina-dijo para subirme en el lavado que se encontraba en el vestidor.

Iván abrió mis piernas que por consecuente mi vestido quedó en mí cintura, bajo lentamente mi braga mientras me miraba a los ojos, y no pude evitar acalorarme cuando el se metió dentro de mis piernas sientiendo su erección que crecía dentro de su pantalón.

Tomo mis caderas y me posicionó a centímetros de distancia de el.

Mi mano bajo a su bragueta, baje el cierre y con ello su pantalón, dejándolo en ropa interior, Iván me tomo de las manos y me beso, posicionó mis manos en su cuello, mientras que sus manos viajaban a mis glúteos, iba a decir algo cuando se introdujo en mi, haciendo que soltará un gemido por la impresión.

-Dios mío Cali- dijo Iván en mi oído mientras me embestía cada vez más fuerte. Su voz ronca, su respiración pesada y acelerada sin duda eran mi canción favorita.

Entraba y salía de mi cada vez más rápido.

-Puta Madre- dije cuando estaba a punto de llegar y el salió de mí.

-Volteate y no te pongas regeja mi reina- dijo sonriedome ladinamente.

<<Me va a matar este hijo de la verga>>

Me voltee quedando frente al espejo el se posicionó tras de mí, y sin más volvió  a entrar, cada vez era más rápido lo que hacía que mis gemidos fueran más altos.

-¡Si!- dije cuando sentí  que jalaba mi cabello. Dios su lado posesivo me prendía mucho.

-Guarda silencio reina- dijo mientras tapaba mi boca con su mano.

Iván aumento sus movimientos, cada vez eran más rápidos, sus pequeños gemidos lo hacían más y más exitantes, mis ojos se blanquearon y estoy seguro de que lo notó, pues soltó una risita en mi oído, haciendo que me estremesiera.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora