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6 meses después....

Iván.

Había amanecido, hace meses Cali y mis hijos estaban en Durango, junto con sus hermanos, y con Ovidio, que iba constantemente conmigo.

Cada vez que hablaba con ella, la sentía rara, cada vez más apagada.

—¿Y como te van a poner al bebé?— dijo mi ama emocionada.

Si, era niño.

—Salvador— dije sonriendo.

—Le van a decir Chabacano, Chavo del ocho, Salvadoreño, Salvavidas— llegó Ovidio comiendo un chocolate.

—Si le llegas a decir así a mi nieto, te tableo— lo señaló mi apa.

—Ay yo nomás decía— saco los abrazos mientras que miraba con pucheros a Griselda.

—Nadie le dirá nada nada a mi hijo, se llama Salvador y así le van a decir— dije tomando agua.—Me voy, tengo que ver a mi familia—

Tome de las llaves, y salí de la casa.

Caliope.

Néstor y Ovidio, miraban atentamente a sus tíos pelear los gallos, ambos estaban parados con su sombrero de lado.

Néstor y Ovidio, miraban atentamente a sus tíos pelear los gallos, ambos estaban parados con su sombrero de lado

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Tanto como una vez lo soñé.

Yo tenía en mis manos la carta que mi papá me mandaba cada semana, en todas me decía lo mismo.

"Te amo mi cielito" "Te extrañamos mucho" "Pronto nos veremos".

Carceleras me decían que se había vuelto loco.

Acaricie mi abdomen, tenía toda la mañana sintiéndome rara.

—Hoy estás muy inquieto— dije cuando pateó.

Sentí un carraspeó en mi garganta, lo que me provocó toser, casa esfuerzo que hacía me hacía doler, mire mi mano con la que curnia mi boca, estaba llena de sangre.

—¿Estás bien?— Serafín llegó corriendo hacia mí, con cada gemelo en un brazo.

—¡Cali!— Sebas llegó hacia mí mientras que me sobaba la espalda y me daba agua.

—Estoy bien— dije afogada.

Serafín.

No estaba bien, cada día estaba peor y eso se notaba en su cuerpo que pedía a gritos la ayuda.

Hace 3 meses nos había contactado el doctor, nos había contado todo, y relamente solo estábamos esperando el momento en que ella se fuera.

Marque al número de Iván, mientras que miraba a Cali sobar su estómago.

Ivan, ¿ya vienes?—

—Voy entrando a la sierra, estoy como a 30 minutos, ¿Que paso?, ¿¡Cali está bien!? ¡¿Está viva?!—

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora